
El caos, el drama y la confusión tras el colapso del edificio Champlain Towers en Surfside, Miami, que la noche del pasado 24 de junio se desplomó junto con las aproximadamente 160 personas que pernoctaban en el inmueble, probablemente se prolongará durante mucho tiempo.
De hecho, puede ser que el dolor ocasionado por la tragedia se prolongue por siempre, pues los restos de decenas de fallecidos probablemente no aparecerán nunca.
Tras la desgracia, distintas líneas de investigación que buscan esclarecer las causas comenzaron a sonar con fuerza: estas van desde los responsables del mantenimiento hasta posible terreno falseado por la humedad, pues el edificio colapsado estaba ubicado frente del mar.
Adicionalmente se empezaron a manejar cifras discretas en cuanto a las víctimas, pues aún muchas de las personas que pernoctaban en el edificio son dadas como desaparecidas.
Según el relato de aquellos que sobrevivieron a la tragedia, las alarmas de incendios les despertaron hacia la 1:30 de la madrugada, junto con la sensación de que vivían un terremoto y por eso estaban cayendo escombros. Otros hablaban de haber tenido la impresión de que un misil hubiera caído sobre el inmueble. Quienes lograron abandonar el edificio se encontraron con polvo, escombros y el caos a su alrededor.
Las torres centrales del edificio de 12 plantas fueron las primeras en caer. La parte Este se derrumbaba seis segundos más tarde. Otra fracción del inmueble fue demolida en la noche del 4 de julio, ya que su estructura era muy frágil, lo que impedía trabajar con seguridad a los investigadores y rescatistas.

En los primeros días del suceso, de un fallecido contabilizado se pasó a cuatro, y así ha ido aumentando la cifra hasta llegar este miércoles a la treintena. Sin embargo, en las últimas horas, por fin las autoridades a cargo de la búsqueda admitieron que, probablemente, los restos de más de 100 víctimas “jamás aparecerán”, según replicaron diversos medios internacionales.
La imagen de un bombero sacando de los escombros a quien sería el primer sobreviviente de la catástrofe, el quinceañero Jonah Handler, se convirtió en una imagen esperanzadora para familiares y allegados de quienes sucumbieron a la debacle, el día después del derrumbe. Sin embargo, casi simultáneamente, la madre de Jonah, Stacie Fang, de 55 años, se convertía en la primera víctima oficial.
Stacie Fang no salió muerta tras ser hallada bajo los escombros, falleció a los minutos de llegar al hospital. Camino al Aventura Hospital and Medical Center tuvieron que amputarle ambas piernas, pero los esfuerzos no fueron suficientes para salvarle la vida.
Conforme han pasado los días han empezado a conocerse las historias de las víctimas, los rostros de la tragedia y, en muchos casos, las ironías que los ubicaron en el edificio que tardó tan solo unos segundos en sepultar a la gran mayoría.
Los rostros de la tragedia
Medios locales como The Miami Herald y The Sun Centinel fueron los primeros en reconstruir las historias de quienes fallecieron o están desaparecidos tras el colapso del edificio. Estas son algunas de las víctimas.

Como es lógico, la historia de cada víctima es una fatalidad en sí misma, pero en algunos casos el drama y la ironía se agigantan.
Es el caso de Sergio Lozano, quien cenó la noche del miércoles 23 de junio con sus padres, Gladys y Antonio Lozano, poco antes de que se derrumbara parte del complejo Champlain Towers South, en la madrugada del jueves.
Sergio les dio las buenas noches a sus padres y se desplazó unas cuantas cuadras, pues vive en una de las torres del complejo Champlain y desde su apartamento podía ver el de sus papás.
Luego narraría, destrozado, como el tremendo ruido del derrumbe los despertó a él y su esposa, completamente desconcertados pensando en que era una tormenta, la caída de un avión... varias elucubraciones cruzaron por sus mentes en segundos, hasta que salieron al balcón y atónitos, se percataron de lo que había ocurrido.
“Me giré a mi mujer y le dije: -No está-. Y ella me gritaba: -¿Qué quieres decir?-. Le respondí: -El apartamento de mis padres no está, ha desaparecido-. Y entonces bajé corriendo”, declaró Lozano el viernes, ante un grupo de periodistas cuando asistió junto con su hermano al centro de reunificación de familiares con el fin de realizar una ingrata tarea: dar una muestra de ADN para ayudar en la identificación de las víctimas.
Lozano narró que sus padres celebrarían el 21 de julio su aniversario de bodas número 59 y, en medio de la tragedia, dijo sentir algo de tranquilidad porque sus padres bromeaban con que preferían morir antes que el otro para no quedarse solos.
El viernes, antes de saber con certeza que sus padres habían fallecido, Lozano agregó que el único consuelo es que “se fueron juntos y fue rápido”.

Otro caso que ha causado estupor es el de Luis Bermúdez, de 26 años y su madre, Ana Ortiz, quienes están entre las víctimas del derrumbe del condominio.
De acuerdo con la cadena CNN, Bermúdez era un joven con distrofia muscular que estudió artes gráficas y creó una línea de camisetas “Saucy Boyz Clothing”.
“A pesar de la poca movilidad de mis manos y dedos, debido a mi condición de distrofia muscular, por mi actitud he logrado mi sueño” dice la etiqueta de uno de los diseños de Luis. “No hay límites. La perspectiva con que miras las cosas, la vida y al mundo, pueden ser la clave del éxito de tus logros”, agregó en su mensaje.
Pero el drama es aún mayor: Su padre y expareja de Ortiz, Luis Bermúdez, publicó un emotivo mensaje en su cuenta de Facebook.
“Luis de mi vida, te extraño en cada latido de mi corazón. Sé que estás con tu mami en el cielo descansando en paz y sin impedimento ninguno, estás libre”, publicó.
Frank Kleiman, padrastro de Luis, y su medio hermano, también figuran entre las víctimas.

Leon Oliwkowicz, de 81 años, y su esposa, Christina Beatriz Elvira Oliwkowicz, de 74, estuvieron entre los primeros habitantes de identificados después de que las torres Champlain se derrumbaron.
La pareja había emigrado desde hace años a los Estados Unidos. Provenían de Venezuela y eran miembros de la gran sinagoga ortodoxa en Surfside, conocida como The Shul of Bal Harbour. La pareja, de acuerdo con The Washington Post, se destacaba en la comunicad por su generosidad y por su espiritualidad.

Para Hilda Noriega la familia siempre fue lo primero. Sin embargo, esta madre y abuela de 92 años tenía una habilidad natural para difundir su amor y tocar las vidas de personas que ni siquiera conocía.
“Era la persona más dulce, cariñosa y generosa que he conocido”, dijo Michael Noriega, su nieto. “Tenía 92 años. Pero parecía tener 62 años. Su energía era ilimitada”.
Noriega era la madre del jefe de policía de North Bay Village, Carlos Noriega. Era la última pariente de Carlos que sobrevivía y eran muy unidos. El caso fue particularmente doloroso porque su hijo se involucró personalmente en la búsqueda. El cuerpo de la señora fue hallado el martes, cuatro días después del desplome.

Manuel LaFont, de 54 años y quien habitaba en el apartamento 801, era sumamente popular entre los suyos, según una semblanza publicada en el sitio local10.com “Manny”, como se le conocía, nació y creció en Houston. Su exesposa Adriana Lafont declaró a la prensa que se trataba de un excelente y cariñoso padre con sus dos hijos, Mia, de 13 años, y Santi, de 10 años. Acababan de pasar juntos el Día del Padre sólo unos días antes del colapso.
Varios amigos publicaron homenajes en su honor y coincidieron en que LaFont era el “típico alma de la fiesta”. Él entrenaba al equipo de béisbol de su hijo, los Astros, en el parque North Shore, a solo una milla de distancia del condominio de Surfside.
Otro de sus amigos inició una gestión para que North Shore Park lleve el nombre de LaFont.
Una anécdota adicional aún le crispa los nervios a Adriana, la exesposa. “Manny (Manuel) me llamó para decirme que le gustaría quedarse esa noche con Santi, porque iban a ir a pescar (al día siguiente)”, dijo.
Sin embargo, a ella, sin saber por qué, “le salió de la boca decirle que no”.
Explicó que le había preguntado al niño si quería quedarse ahí con su papá, pero él no le contestó nada, por eso ella asumió que al pequeño le daba pena decirle a su padre que no quería quedarse a dormir.
“Entonces yo le dije a Manny: -por favor, te pido que me lo traigas-, y me lo trajo a las 10:30 p. m. a la casa”, contó la mujer.
“Mis hijos volvieron a nacer y yo también volví a nacer”, aseguró la madre de los hijos de la víctima.

Pero en el caso de Manny no todos corrieron con la misma suerte. Andreas Giannitsopoulous, de 21 años, se hallaba de visita en el apartamento de Manny LaFont cuando el edificio se derrumbó. Giannitsopoulous, quien era originario de Houston, Texas, estaba estudiando Economía en la Universidad de Vanderbilt en Nashville, Tennesse.

La familia Guara: Marcus Joseph, de 52 años, Anaely, de 41, Lucía, de 11, y Emma, de 4, se mudaron al edificio Surfside hace menos de un año, según Betsy González, tía de Anaely que habló con el Washington Post.
La pariente dijo que el sufrimiento había sido doble por el hecho de que, dos días después de la tragedia, solo el cuerpo de Marcus había sido recuperado. Sin embargo, que la madre y las dos niñas aparecieran el miércoles les brindó algo de paz a las familias. Los Guara eran miembros de la Iglesia Católica de San José, en Miami Beach.
Janice Gudman, por su parte, narró que su nieta de 11 años era amiga de las niñas desde que estaba en el jardín de infantes. “Me siento increíblemente triste”, dijo la mujer, agregando que Anaely nació en Cuba y llegó a Estados Unidos cuando era una adolescente. Marcus trabajaba en el negocio hotelero.

Ahora continuemos con el caso de Claudio Bonnefoy, de 85 años, y su esposa Maria Obias-Bonnefoy, de 69, cuyos cuerpos fueron recuperados el 2 de julio. La pareja vivía en el piso 10 de Champlain Towers South.
Ambos perdieron sus vidas, pero su sobrina Bettina Obias tuvo la sensación de haber vuelto a nacer. Ella había volado a Florida para visitar a sus tíos, pero cuando recién llegó, se enteró del derrumbe del edificio.
En Maryland, el medio Montgomery County Media informó que Maria y Claudio Bonnefoy habían trabajado en Washington, D.C., donde María era la Oficial Senior de Presupuesto de la Organización Internacional de Telecomunicaciones por Satélite, mientras que Claudio era asesor legal.
A cada día, menor esperanza
Al cierre de esta edición, el miércoles 6 de julio, la agencia AFP reportó que la lista oficial de fallecidos había aumentado a 46, mientras que 94 personas seguían desaparecidas.
Los rescatistas “han encontrado diez víctimas adicionales, elevando el número de muertos a 46, de los cuales 32 han sido identificados”, dijo en una rueda de prensa Daniella Levine Cava, alcaldesa del condado de Miami-Dade, al que pertenece Surfside.
“Los equipos de búsqueda y rescate han continuado con sus operaciones y tenemos la suerte de que el clima mejoró esta mañana”, dijo la funcionaria.
El lugar fue golpeado el martes por los vientos y la lluvia de la tormenta tropical Elsa, que este miércoles tocó tierra en la costa oeste de Florida.
Los equipos habían penetrado zonas inaccesibles antes de que el domingo por la noche se realizara el derribo controlado del resto del edificio, cuya inestabilidad amenazaba la labor de los rescatistas.
El evento permanece en gran medida sin explicación, aunque se sospecha que puedan haber incidido el mantenimiento y la estructura del edificio, recientes obras de construcción y el aumento del nivel del agua, explicó AFP.

Un informe de 2018 señaló “daños estructurales importantes”, así como “grietas” en el sótano del edificio, según documentos publicados por la alcaldía de Surfside, cuyos 6.000 habitantes están conmocionados por lo ocurrido.
“La magnitud de este desastre sigue creciendo día a día desde el colapso, nuestra comunidad y el mundo están de luto y acompañando a todas las familias que atraviesan esta impensable tragedia”, dijo Levine Cava con la voz quebrada por la emoción.
El alcalde de Surfside, Charles Burkett, dijo que aún se están realizando estudios para verificar la estructura de un edificio similar, Champlain Towers North, que podrían explicar el derrumbe.
Este edificio está siendo monitoreado porque fue construido al mismo tiempo, con los mismos materiales y por los mismos arquitectos.
“Esta información tendrá que ser analizada y tomará varias semanas, después de las cuales tendremos una mejor idea de las anomalías que podrían existir”, dijo.
Aunque es un secreto a voces, no fue hasta mediados de esta semana que algunas autoridades han dejado entrever la posibilidad de que decenas de cuerpos de los desaparecidos no sean hallados jamás.
Sin embargo, tal como lo reseña con muy buen tino una crónica del diario español El Correo, la esperanza es lo último que se pierde... aún en estos casos.
“En los terremotos, la ONU deja de buscar supervivientes entre cinco y siete días después. Aún así, los milagros ocurren. En Haití, donde murieron más de 200.000 personas en el terremoto de 2010, un hombre sobrevivió doce días bajo los escombros de un supermercado que había sido saqueado hasta que no quedó nada en las estanterías, pero donde él encontró una burbuja de aire con agua y alimentos para sobrevivir”, publicó el rotativo.
“O como una mujer de Pakistán, que vivió más de dos meses bajo su cocina. O la niña de seis meses de Nairobi, a la que encontraron viva cuatro días después, porque los bebés son 80% de agua”, agregó El Correo.
Los cuerpos de rescate, que recibieron ayuda federal una vez que el presidente Joe Biden declaró el estado de emergencia, utilizan medidores de dióxido de carbono para detectar a los que aún respiran.
Todavía, algunos familiares seguían marcando sus teléfonos sin descanso, con la esperanza de que el sonido guiase a los bomberos hasta ellos. No pierden la esperanza, aunque al mismo tiempo todos siguen aportando las muestras de ADN que les han solicitado para identificar los cadáveres.
Como bien dice la citada publicación, la explicación del dramático derrumbe tardará meses o años. El duelo no ha hecho más que empezar.