
En el caprichoso mundo de las fechas de nacimiento, hay un lugar peculiar reservado para aquellos individuos que tienen la extravagante distinción de llegar al mundo un 29 de febrero.
Sí, hablamos de los nacidos en un año bisiesto, esas personas que celebran a lo grande cada cuatro años para conmemorar su día especial, su cumpleaños real.
Pero, ¿qué significa realmente ser un “leapling” o “añobisesto”, como se les dice a estas personas?
Para los nacidos en un año bisiesto, esta fecha es una fiesta que espera pacientemente su turno, acumulando la emoción durante varios años para luego explotar en una celebración cargada de curiosidades.
Que lo diga la familia de Kristel Naranjo Calderón, una de las costarricenses que tiene esta particularidad. Ella vive en Palmichal de Acosta junto a su padre y madre, quienes cuentan que es un poco “loco” lo que pasó con su pequeña.
Ella nació el 29 de febrero de 2016, por lo que este mes será apenas la segunda ocasión en que celebran su aniversario de vida, propiamente, el día que corresponde. “Realmente, hasta ahora cumpliría dos años”, dice riendo su madre, Helen Calderón.
Ella comparte la historia de la llegada de su hija al mundo como una anécdota, pues la fecha de su nacimiento no estaba entre sus planes ni dentro del cálculo que hizo su doctor de cabecera.
“Kristel no estaba programada para esa fecha para nada”, rememora. Más bien, en aquel entonces, Helen tenía una amiga cuyo doctor le había asegurado que daría a luz el 29 de febrero. Le había contado que sería muy particular su nacimiento y que todas las posibilidades estaban a favor de su amiga.
“Yo más bien, lo que pensaba, es que no quería que mi hija naciera el mismo día. No por la fecha, sino para que cada una tuviera su propio cumpleaños”, recuerda entre risas. “Yo estaba segura que eso no iba a pasar de igual manera”, agrega.
“Pero a mí no me preocupaba, no le daba mayor importancia”, rememora.
Las vueltas de la vida hicieron que Helen, más bien, fuera la que tuviera dolores de parto propiamente el 28. Ella ni tenía presente la fecha, pues el doctor le había asegurado que su pequeña posiblemente nacería una semana después.
“Pero imagínese que fui la primera en dar a luz ese día”, cuenta Helen, quien, en el Hospital Nacional de las Mujeres Adolfo Carit, tuvo a su pequeña a las 12:05 a. m.
Curiosamente, su amiga no daría a luz ese día: le faltaría una semana más. “Todo el mundo le decía a ella que qué curioso que fuera a parir el 29, pero al final me tocó a mí”, dice entre risas.
La llegada de Kristel en el día bisiesto, por supuesto, no pasó desapercibida para los familiares y amigos de Helen.
La noticia de que su hija había nacido en una fecha tan singular se esparció como pólvora entre sus conocidos, y los comentarios y felicitaciones no se hicieron esperar. Helen cuenta con una mezcla de sorpresa y humor que, para ella, todo lo relacionado con el parto había salido bien. Eso sí: en medio del trajín, había olvidado la fecha en que había dado a luz.
“Para mí, todo era bastante normal (Kristel fue su segundo parto) hasta que me di cuenta de la cantidad de comentarios y mensajes que recibía. Fue como si la noticia hubiera viajado más rápido que la velocidad de la luz. No me esperaba tanta atención”, rememora.
La anécdota no se detiene ahí. Helen revela que su historia pronto llegó a los medios de comunicación. “Recuerdo que, en los días siguientes, aparecí en un programa de televisión local y en varios periódicos. Yo no recuerdo demasiado porque estaba recuperándome del parto, pero había mucha gente que llegó a tomar fotos y preguntarme cosas”, recuerda.
Ella tiene un recuerdo especial al respecto: una nota del periódico La Nación en la que fue brevemente entrevistada durante su recuperación. En aquella ocasión, ella dijo que “la bebé se me adelantó 11 días, pero estamos felices. El hermanito mayor, César Daniel, todavía más. Me decía que se iba a venir al hospital conmigo para cuidarnos”, contó al periódico en ese momento.
¿Qué fecha marca el calendario?
A lo interno de la familia, Helen cuenta que son varios parientes los que le cambian la fecha de celebración a su pequeña. “Es como tener una fiesta sorpresa cada cuatro años, porque siempre le mandan saludos un día distinto”, asegura Helen sobre cómo asumen la celebración de Kristel.
“Para nosotros es divertido porque el abuelo prefiere festejarla el 28, pero otro primo prefiere el primero de marzo. Si uno se pone a pensar, debería ser el 28 por ser el mismo mes de febrero, aunque se necesite un día más para cumplir el año completo. ¡Quién sabe, la verdad!”, analiza riendo.
“Además, eso significa que cada año es diferente; ¡nunca caemos en la monotonía! Es como tener un cumpleaños extendido, y a Kristel le encanta”, dice Julio, el papá de Kristel.
Por supuesto, este 2024 es particular porque “es como si guardáramos la celebración en una caja fuerte y la liberáramos en los años especiales”, agrega.
La pequeña Kristel, por su parte, no es de muchas palabras, pues asegura que, más allá de su familia, nadie parece sorprenderse de su fecha de nacimiento. “Es que en la escuela todos igual me felicitan el cumpleaños y ya”, dice.
Su mamá complementa esa percepción que da Helen. “Creo que a los niños les da igual. Creo que el asombro viene más desde los adultos, que nos sorprende que pase algo así. Igual es algo divertido y de vacilón. Es como una anécdota que a la gente le gusta mucho oír y queda para siempre”, asegura.
Aunque no es una cifra apabullante, podría sorprender la cantidad de nacimientos ocurridos un 29 de febrero en Costa Rica. El Tribunal Supremo de Elecciones (TSE) compartió una serie de datos registrados en los últimos cien años.
En 1924, por ejemplo, se contaron 32 nacimientos; la cifra se mantuvo en ascenso constante y para 1952 se registraron 111 niños bisiestos.
Para 1988 la cifra fue mucho mayor: un total de 213 nacidos en esa fecha.
Finalmente, en el siglo XXI la cifra ha variado curiosamente: en el 2000 hubo 214, en el 2004 160, en el 2008 nacieron 171, en el 2012 hubo 201, en el 2016 se registraron 190 nacimientos y en el 2020 se contabilizaron 116.
En total, en los últimos cien años y a la espera de los próximos nacimientos, se contabilizaron 3.489 en esa fecha.
¿Y en el mundo? Según el Instituto Nacional de Estadística de España (INE), se estima que hay alrededor de cinco millones de personas en todo el planeta que comparten este cumpleaños.
Como dato adicional, la posibilidad de nacer un 29 de febrero es de 1 entre 1.461, según indica la Sociedad Honoraria de los Nacidos en Día Bisiesto, un club en línea con más de 10.000 integrantes. Esta organización tiene la finalidad de que las personas nacidas ese día puedan compartir experiencias.
De hecho, en este club se cuentan historias particulares como, por ejemplo, el de la familia noruega Henriksen, cuya madre dio a luz a tres hijos en diferentes años bisiestos consecutivos, algo sencillamente sorprendente.
Karin Henriksen dio a luz a su hija Heidi un 29 de febrero de 1960, a su hijo Olav otro 29 de febrero de 1964 y su tercer hijo Leif también nació un 29 de febrero, pero de 1968.
Además, este día ha sido testigo del nacimiento de algunos personajes históricos. Entre ellos se encuentra Gioachino Rossini, el célebre compositor italiano responsable de obras maestras operísticas como El Barbero de Sevilla y Guillermo Tell, quien vio la luz un 29 de febrero de 1792.

En el mundo del entretenimiento contemporáneo, el rapero estadounidense Ja Rule, cuyo nombre real es Jeffrey Atkins, celebra su cumpleaños “real” cada cuatro años al haber nacido el 29 de febrero de 1976.
Asimismo, el actor Jesse T. Usher, conocido por sus papeles en series y películas como Survivor’s Remorse (2014) e Independence Day: Resurgence (2016), también comparte la particularidad de haber nacido en esta fecha única en 1992.
No es una regla, pero se dice que quienes nacieron antes del mediodía del 29 de febrero celebran su cumpleaños el 28 del mes, pero si nacieron después de las 12 p. m., entonces lo festejan el 1.° de marzo.
Entre creencias
El origen del año bisiesto se remonta a la antigua Roma, donde el astrónomo griego Sosígenes propuso añadir un día extra al calendario cada cuatro años para ajustarlo a la duración real del año. Esta medida, conocida como el Calendario Juliano, fue adoptada por Julio César en el año 45 a.C., marcando el inicio de la tradición de incluir el día 29 de febrero en el calendario.

A pesar de su origen astronómico, el 29 de febrero ha adquirido a lo largo de la historia una serie de supersticiones y curiosidades culturales que lo rodean. En algunas culturas antiguas, como la romana y la griega, este día se asociaba con la mala suerte, considerándolo un período propicio para eventos adversos (por ejemplo, los romanos cerraban los templos porque creían que Júpiter se podrían enfadar).
La cultura popular ha tejido una serie de creencias en torno a los años bisiestos. Algunos mitos relacionan esta fecha con eventos desafortunados, como el hundimiento del Titanic, el inicio de la Guerra Civil española, los asesinatos de Gandhi, Robert F. Kennedy, Martin Luther King, John Lennon, entre otros.
También, de modo más coloquial, en algunos países como España existen frases como “año bisiesto y año de pares, años de azares” o “año bisiesto, ni casa, ni viña, ni huerto, ni puerto”.
No obstante, no todas las tradiciones son negativas; en Irlanda, por ejemplo, los niños nacidos el 29 de febrero reciben un reconocimiento monetario especial como un gesto de buena fortuna.
En el caso de Kristel y su familia, aseguran que nunca han escuchado supersticiones ni nada similar. Dicen que lo más cercano a presagios relacionados con días es ese refrán de “en martes ni te cases ni te embarques”, pero que nunca imaginarían que las personas relacionarían una fecha con alguna creencia.
Para ella, el hecho de que la pequeña haya nacido un 29 de febrero, lo único que arroja son historias divertidas y vaciladas entre amigos y parientes. “Para nosotros, esta curiosidad nada más resulta en estas historias que le contamos. No creemos que ninguna fecha haga algo ni mucho menos”, asegura Helen, entre risas.
Para ella, su felicidad está en ver a Kristel feliz, bailando, pintando o jugando con el caballito de madera que tiene en el cuarto. Asegura que es una niña que vive su día a día contenta y que les ilusiona mucho verla crecer con ese espíritu luminoso. “No importa la fecha en que le celebremos su cumpleaños; lo único importante es que ella se emocione con cada año más de vida”, finaliza.