El cerro de la Muerte quita o pone, pero también ratifica y castiga. Esos son los estándares que han marcado la historia de la Vuelta a Costa Rica y en la edición 54, que terminará este martes, no podía ser diferente.
Sino que lo diga Jonathan Cañaveral, ese colombiano del TCBY Strongman Coldeportes que pareciera ser el hombre más fuerte en la formación de Luis Cely, pero como la camisa amarilla está en poder de su compañero Diego Cano, le ha tocado ser el principal guardián de esa prenda.
El cafetero lanzó un ataque en seco y fulminante. Fue el primer hombre en coronar la máxima elevación de esta Vuelta, ese Cerro Bellavista, a 3.325 metros sobre el nivel del mar, que en esta ocasión estaba muy frío, calaba los huesos y hacía sufrir a figuras como Román Villalobos (Canel’s Specialized). En medio de esas condiciones y la dureza, Cañaveral se sentía como en su charco, como en las montañas de su país donde se entrena a diario.
Las carreras no solo se defienden en el ascenso, donde avanzan a buen paso solo los que tienen las piernas más fuertes, sino que no todos arriesgan en la bajada y en medio de las curvas.
Con el colombiano al frente, obligaba a que lo persiguieran los rivales directos: los hombres del Nestlé 7C CBZ Giant, como Daniel Bonilla y Bryan Salas.
Cañaveral se perdió de vista en medio de una densa neblina y consiguió abrirse paso rápidamente llegando a obtener 1:30 en su favor y convirtiéndose en líder virtual.
Después de estar en la cima del cerro de la Muerte, él emprendió el peligroso descenso de 45 kilómetros rumbo a Pérez Zeledón, con el lote principal persiguiéndolo.
No tuvo problemas en la bajada, pero el drama apareció después de la última curva para llegar a la meta en la Municipalidad de Pérez Zeledón.
Faltaban 150 metros para el cierre y en el medio de la calle había una de esas tapas de alcantarilla profundas que se convierten en un hueco.
Tras la curva, Cañaveral volvió a ver hacia atrás y cuando se percató ya no podía hacer nada. Estaba en el hueco y automáticamente salió resbalado por la calle.
“Creo que me emocioné un poco al final, miré para atrás, no vi un hueco que había bastante grande y me caí, pero sin circunstancias graves, gracias a Dios”, relató Cañaveral.
Lo atajó la barrera que la organización pone para que los espectadores no se atraviesen y no haya accidentes.
De forma automática se puso de pie, juntó su bicicleta y siguió.
Estaba dentro de la zona de protección de los incidentes en los últimos 300 metros, pero lo que se le podía escapar era el triunfo de etapa y él lo quería.
Pese al percance, llegó en solitario a la meta con un tiempo de 3:35:38 y tras la caída y su reacción, fue ovacionado por quienes estaban ahí, siendo testigos de lo ocurrido.
El segundo puesto fue para Elías Vega (Nestlé 7C CBZ Giant), a 26 segundos; mientras que llegaron a 27 segundos Diego Cano, Bryan Salas, Daniel Bonilla y Óscar Quiroz.
A falta de dos etapas para el final, Cano acumula 26:00:29, escoltado por Salas a 18 segundos y Jonathan Cañaveral completa el podio, a 26 segundos.
Sigue la verdadera etapa reina de la Vuelta a Costa Rica, porque el cerro de la Muerte es más duro cuando se atraviesa desde Pérez Zeledón, aunado a que esta vez no solo ahí estará la dureza, porque la jornada que empezará a las 9 a. m., rematará en la Plaza de Deportes de Llano Grande de Cartago.
En total, la jornada tendrá 124,3 kilómetros.
La Vuelta a Costa Rica terminará este martes con el tradicional Circuito Presidente en La Aurora de Heredia, a partir de las 10 a. m., con un trazado de 99,5 kilómetros.