Tokio. La mañana siguiente de esa noche difícil, Bryan Tiquito Vásquez apareció con las huellas del castigo disimuladas tras unos lentes de sol.
La procesión de perder el combate por el título mundial absoluto de las 130 libras (superpluma; 58,97 kilos) iba por dentro: aunque tranquilo, aún trataba de bajar el trago amargo de la derrota ante Takashi Uchiyama y se recriminaba aún por haber presentado una pelea tan diferente a su estilo original.
“Anoche (la noche del 31) no me agarré a patadas porque no me daban las piernas. En realidad, tengo que volver a buscar al señor Uchiyama: me ganó y no me puedo quedar con el mal sabor de boca de que ganó”, comentó Vásquez, a las 11:38 a. m. del martes (8:38 p. m. del lunes 31 en Costa Rica), en el lobby del hotel Grand Palace, su cuartel durante su “operación Tokio”.
Por ese motivo, al parecer, desistiría de bajar a las 126 libras (peso pluma, 57,15 kilos), como sostuvo el lunes al calor de la caída, para mantenerse en el superpluma.
“Hay un puertorriqueño, un mexicano, Salgado –que peleó con Berman (la Cobra Sánchez), al que noqueó Uchiyama–, boxeadores a los que puedo enfrentar.
“Esto sigue y quiero ir ya a Costa Rica a empezar a entrenar de una vez”, apuntó Vásquez, quien perderá su condición de primero en el mundo en el escalafón de la AMB.
No disimulaba el camanance en su orgullo, el mismo que le impidió poner una rodilla y buscar una cuenta de protección que, tal vez, le habría evitado el nocaut técnico.
“Tenía nueve años de no perder una pelea. Es un gran campeón y yo lo respeto, fue un honor pelear con él...; tengo que volver a pelear con él, ya con más experiencia”, comentó Tiquito.
“Había una señora que escuchaba todo lo que mi entrenador decía, lo apuntaba y se lo iba a contar a la esquina de Uchiyama. Eso lo aprendimos y sabemos que tenemos que buscar la pelea en otro lugar”, añadió.
Corazón. Aunque dijo que “hay que echar para adelante”, no cesaba en reclamarse su manera de combatir el lunes.
“Parecía un saco: ni me movía. Simplemente, no lo logré acoplarme y él ganó bien. Les aseguró que, dentro de lo que pude, dí todo. Él hizo su estrategia y yo me salí de la mía.
“Todos somos humanos y cometemos errores... y la pagué caro”, apuntó Tiquito, quien anoche regresó a Costa Rica.
Reiteró que las ansias de combatir fueron unas malas consejeras para el combate: un mal momento para dejarse llevar por las emociones. Acepta que el corazón lo traicionó.
“Totalmente... No calzó con mi mente en esta pelea, era las ganas de pelear que tenía, de intercambiar golpes, que dejé mi inteligencia de un lado”, sentenció el pegador costarricense.
“Simplemente, no era yo. No hice mi boxeo. Aquí solo quería darme y que me diera y me dio más de lo que yo podía dar”, añadió.