
Las secuelas de un accidente laboral hace nueve años, en el cual perdió la mayor parte de su musculatura en el brazo izquierdo, le causaban un dolor constante al taekwondista Andrés Molina.
Hace dos años, con la intención de reducir la molestia, le fue implantado en su espalda un neuroestimulador. Este envía señales eléctricas al cerebro para minimizar la sensación y poder tener una vida más llevadera y normal.
Molina, después de un largo proceso de rehabilitación y muy buenos resultados deportivos, debutará este viernes 3 de setiembre en los Juegos Paralímpicos de Tokio 2020, frente a Nynishan Omirali de Kazajistán, en la categoría de + 75 kilogramos, a las 8:45 p. m.
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Este valiente atleta empezó a competir en el taekwondo en 2008, según recuerda Wilmar Alvarado, presidente de la Federación Costarricense de esta disciplina y desde entonces se ha distinguido por representar a Costa Rica y no dejarse derrotar por el dolor y sus rivales.
“La decisión de implantarse el neuroestimulador fue porque Andrés tenía dolores muy fuertes, como secuelas de su accidente. Lo hizo para llevar una vida maś normal y poder competir, por lo que era necesario realizarlo. Él me explicó cómo se llevó a cabo el procedimiento y aunque no quita del todo el dolor, si lo reduce bastante”, manifestó Alvarado.
“Según me confesó el implante no se mueve en su espalda, máxime que allí puede recibir una patada durante un combate. Es del tamaño de una cajita de fósforo, incluso la he palpado. No siente el aparatito, ni le causa molestias, pero llegó un momento en que era necesario para Andrés”.
Buenas cualidades. El dirigente conoce muy bien la trayectoria de Molina, quien incluso fue seleccionado nacional antes de su accidente.
“Recuerdo que empezó en este deporte con el entrenador Rodolfo Fallas, en Paraíso de Cartago. Andrés era un muchacho que tenía muy buenas aptitudes físicas y su entrenador empezó a llevarlo poco a poco. Fue demostrando grandes cualidades y en 2012 era uno de los posibles seleccionados que nos representaría en los Juegos Centroamericanos San José 2013″, recordó Alvarado.
No obstante, ese mismo año y a una semana de casarse, Andrés acudió a la embotelladora donde laboraba y sufrió el accidente, cuando una sierra le prensó su brazo por unos 15 minutos y se lo desgarró, perdiendo gran parte de la masa muscular y movilidad.
“La recuperación de Andrés fue muy lenta, porque la lesión era muy grave. Tuvieron que realizarse varios injertos y además de la rehabilitación para que él pudiera mover su brazo lesionado. No le fue fácil, pero él es muy fuerte tanto física como mentalmente. Es una persona muy valiente”, explicó Alvarado.
El jerarca de la Federación manifestó gracias al inicio en la disciplina a temprana edad, Molina mantuvo la pasión por el taekwondo y dos años después de su accidente y luego de una larga recuperación, empezó a practicarlo como atleta paralímpico.
Entre sus logros más importantes destaca la medalla de bronce en los Juegos Parapanamericanos de Lima 2019 y el ubicarse en el décimo lugar del ranquin mundial de su categoría.
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“Sin duda, Andrés lleva el taekwondo en la sangre. Es un ejemplo para la juventud. Se recuperó de un terrible accidente y volvió a hacer deporte, lo cual nos llena de orgullo. No ha sido un camino sencillo, pero él trabajó muy fuerte para alcanzar sus metas”, aseveró Alvarado.
“Siempre hemos sido muy soñadores y para nosotros como Federación que Neshy Lee Lindo compitiera en los Juegos Olímpicos de Tokio y Andrés en los Paralímpicos, nos llena de mucho orgullo y demuestra el trabajo que venimos llevando a cabo y el apoyo que le damos a nuestras selecciones”.