Desde que descubrió que el ciclismo era lo suyo, Henry Raabe comenzó a llenar las páginas de su currículo deportivo con atestados importantes.
Esta vez le añade ser el primer deportista costarricense en representar al país tanto en unos Juegos Olímpicos como en unos Juegos Paralímpicos.
Fue en 2008 cuando el rutero pedaleó en la prueba de fondo en carretera de los Juegos Olímpicos de Beijing, sin imaginar que 13 años después afrontaría otro desafío, en los Juegos Paralímpicos de Tokio.
Tenía que ser él, el ‘Cañonero del Irazú', ese hombre aferrado a ganar la carrera de la vida las veces que sea necesario.
Lo hizo en 2012, cuando le diagnosticaron un cáncer linfático. En ese momento, Raabe aseguró que sobrevivir era su meta más importante y la consiguió.
Completó el tratamiento y unos meses después retornó al ciclismo con el mismo espíritu competitivo de siempre.
Se proclamó campeón de la Vuelta a Chiriquí en 2013 y en diciembre de 2014 volvió a ganar una etapa en la Vuelta a Costa Rica. Ese día dijo que no era un ejemplo para nadie, sino alguien que superó una enfermedad.
El 23 de setiembre de 2015 sufrió un aparatoso accidente en la Vuelta a San Carlos.
Raabe se cayó en el puente de lata, camino a Muelle, se fracturó el cráneo y se llevó un fuerte golpe en el hombro derecho y en la pierna, que lo hizo perder movilidad. Los pronósticos no eran alentadores, pero de nuevo se aferró a la vida.
En 2016 decidió subirse de nuevo a la bicicleta, porque como él mismo afirma: “El ciclismo es mi vida”.
Un año después se sometió a una nueva cirugía con la esperanza de tener más calidad de vida.
Le implantaron un neuroestimulador, porque desde el accidente ha tenido un dolor constante y los medicamentos ya no le ayudaban.
Con eso, el dolor era más llevadero, porque la molestia se le transforma en una sensación de hormigueo.
“Después de todo este tiempo puedo contar que desde el accidente no duermo bien y paso con dolor insoportable, puedo contar que es complicado”, expresó Raabe a La Nación en marzo de 2017.
Ese procedimiento le iba a ayudar también en su firme propósito de ser un ciclista paralímpico, luego de que Dax Jaikel lo convenció.
En junio de 2017 viajó a Holanda para su debut en el paraciclismo. Era en ese evento donde la Unión Ciclista Internacional (UCI) lo valoraría y le asignaría la categoría, que finalmente fue la C3.
“Pensé que quizás no iba a poder seguir más en el ciclismo, han pasado más de cinco años desde el accidente y tengo esta gran oportunidad de poder representar a Costa Rica en los Juegos Paralímpicos”.
“Competir me ayuda a mejorar mi estado de ánimo. Me ayuda a despejarme del dolor, porque montando en bicicleta se me olvida la discapacidad. El dolor neuropático no tiene cura, pero correr me ayuda a tener mejor calidad de vida. Aunque no desaparece el dolor uno se va acostumbrando y se alivia gracias al neoroestimulador”.
— Henry Raabe
Más pruebas. Costa Rica hizo los puntos para tener un representante en los Juegos Paralímpicos de Tokio. Inclusive, el país estaba cerca de amarrar otro cupo. Sin embargo, la pandemia lo evitó.
Y el elegido para acudir a la cita nipona fue Raabe.
Desde 2012, ante las diferentes pruebas de la vida que ha tenido que afrontar, uno de los temores del brumoso era no poder andar más en bici.
A pesar de que la pandemia ha sido un problema para todos, inclusive para él mismo, la postergación por un año de los Juegos Paralímpicos lo benefició de cierto modo.
Para Raabe surgieron nuevas luchas que enfrentar, en junio del año pasado.
“Me diagnosticaron de nuevo con cáncer y ya uno daba por perdido el chance de poder estar presente”, mencionó el brumoso en el sitio CRCiclismo.
La covid-19 hizo que tanto los Juegos Olímpicos como los Juegos Paralímpicos de Tokio se trasladaran de 2020 a 2021.
“Eso se convirtió en lo personal como en una luz de esperanza, como una segunda oportunidad que Dios le da a uno no solo de seguir luchando por la vida, sino por seguir luchando para estar en esos Juegos”.
Culminó este nuevo tratamiento de quimioterapia en enero y cuenta que fue muy distinto al de años atrás.
“Me trató muy diferente a la primera vez que tuve cáncer, no me permitía tanto el poder salir en bicicleta, pero después pasó un tiempo e hice rodillo, kilómetros, tras-carros, que me iba a dar más beneficios que entrenar solo”.
Después de vencer al cáncer linfático por segunda vez, apareció una lesión. El ciclista se cayó en enero y se quebró el brazo.
“Habíamos tenido la preparación el año pasado, llegó la pandemia, después Henry resultó con el tema del cáncer y gracias a Dios lo logró superar, sin mayor problema. Luego lo aquejó una lesión que inicialmente creíamos que iba a ser pequeña, pero que se complicó y necesitó una operación”, expresó el técnico Marco Taylor.
Y agregó: “Eso nos castigó por decirlo de alguna forma bastante en la preparación internacional, porque en los únicos dos eventos que hubo no fue posible asistir. Todos conocemos la calidad de Henry como atleta y como persona y hemos venido trabajando fuerte para que esa falta de ritmo no se sienta tanto”.
Expectativas. Henry Raabe sabe que el nivel es bastante alto y pese a los obstáculos, quiere dejar muy en alto el nombre de Costa Rica en Tokio, tal y como lo hizo en los Juegos Paraparalímpicos, donde obtuvo una medalla de plata
“Honestamente voy mentalizado a darlo todo”.
Su debut será este lunes, a las 11:21 p. m. (hora de Costa Rica), cuando tome la partida en la contrarreloj, que será de 24 kilómetros. Y este miércoles, a partir de las 6:48 p. m., correrá la prueba de ruta, de 79,2 kilómetros, en un pelotón donde actuarán las categorías C1, C2 y C3.
Quiere hacer una buena contrarreloj, pero le ha puesto más énfasis a lo que será la carrera de ruta.
“Me he preparado lo mejor que he podido y mentalmente sueño con tener esa oportunidad de tener esa medalla, siento que tengo ese chance y todo irá acorde a una muy buena estrategia. No solo está la parte física, porque todas las categorías son profesionales y el ritmo es alto, pero la parte táctica es importante. Vamos a apostar a hacer una muy buena carrera que nos hace soñar con una medalla”, mencionó.
El campeón de la vida está en la cuenta regresiva para ponerse el uniforme de la Selección Nacional y hacer lo que más le gusta: subirse a la bicicleta y competir, cumpliendo su sueño.