rio de Janeiro, Brasil (AFP). La Copa Confederaciones en junio, la visita del Papa en julio, el Mundial de Futbol de 2014 y los Juegos Olímpicos de 2016: el alcalde de Rio de Janeiro, Eduardo Paes, afirma haberse sumergido en una "buena pesadilla maratónica de cuatro años", al término de la cual espera entregar una ciudad transformada.
Para Paes, Barcelona 1992 es el modelo . "Nosotros vamos a hacer más todavía. Los Juegos Olímpicos de Barcelona transformaron profundamente la ciudad. Aquí también cambiaremos la calidad de vida de los cariocas", afirma el alcalde de 43 años, en una entrevista a periodistas de la AFP.
- Estos grandes eventos de los próximos años, ¿no son un desafío demasiado grande para una sola ciudad y un solo alcalde?
"Al mismo tiempo se trata de un sueño y una pesadilla. Pero una buena pesadilla. Es como correr un maratón de cuatro años en el que llegaremos totalmente sudados. Es evidente que es una responsabilidad enorme, pero pienso que son eventos complementarios.
Desde el punto de vista logístico, los Juegos Olímpicos representan el mayor desafío, y por suerte llegan en último lugar. Rio no se convertirá en el paraíso ni todos sus problemas se resolverán, pero la ciudad pasa por un proceso de transformación muy intenso".
- ¿Cuáles son los principales desafíos?
"Falta mucho por hacer todavía, pero todo está encarrilado y dentro de los plazos, lo que es lo más importante.
La implantación de tres líneas especiales de autobús, que suponen expropiaciones en zonas totalmente urbanizadas, la modernización de la zona portuaria, la construcción de un Parque Olímpico: son proyectos monstruosos de una enorme complejidad, a un costo muy elevado. Si no fue simple para Londres, que tenía muchas más infraestructuras, imaginen para Rio".
- ¿Cuál es su modelo de villa olímpica?
"Diría que Barcelona, pero nosotros haremos más todavía. Los Juegos Olímpicos de Barcelona transformaron profundamente esa ciudad. Aquí también vamos a cambiar la calidad de vida de los cariocas. Hoy, menos del 20% de los habitantes de la ciudad tiene acceso a transporte moderno. El resto pasa su vida en el tránsito. En cuatro años, más del 60% de los cariocas va a tener acceso a medios de transporte de alta capacidad" (trenes, metros, líneas rápidas de autobús).
- Algunos se preocupan por la oferta hotelera, la infraestructura vieja del aeropuerto...
"Existe un problema de oferta, pero estamos trabajando en ello. Tendremos 16.000 camas a más, es decir, casi el doble de nuestro compromiso ante el Comité Olímpico Internacional. También usaremos los moteles (habitualmente reservados a encuentros amorosos). Eso es algo nuevo, puede ser una aventura para una pareja, una ocasión para nuevas experiencias... (el alcalde se ríe al hacer el comentario)
En cuanto al aeropuerto, por suerte, será privatizado (y modernizado). Pero una vez más, no es apenas el evento lo que cuenta: para los 15 días de los Juegos Olímpicos o el mes de la Copa del Mundo, uno hace una buena operación y funciona. El problema es la vida de todos los días, cuando llegas a esa porquería de aeropuerto. Mi preocupación es lo que va a quedar después de los Juegos Olímpicos".
- ¿En materia de seguridad, qué consejos le daría a un amigo que llega del extranjero?
-"A groso modo, los mismos consejos que me dan cuando voy a París, teniendo en cuenta la diferencia, claro, la delincuencia allí es menor. Puedo decirle a un turista que puede pasear con toda tranquilidad en las playas de Copacabana, en Ipanema, en las favelas de la zona sur y en algunas de la zona norte. Pero cuidado, en las afueras puede ser asaltado. Hace cinco años (antes que comenzara, en 2008, el proceso de pacificación de las favelas a través de la intervención de las Unidades de Policía Pacificadora) no hubiera podido decir esto (sobre la tranquilidad de andar en numerosos barrios y lugares de la ciudad)".
- Muchos dicen que el mítico estadio Maracaná ha sufrido una renovación tan radical que ha perdido su aire original.
"Yo también adoro la nostalgia del Rio de Janeiro de los años 50, una ciudad balneario para el mundo, el Copacabana Palace y sus estrellas. El Maracaná lo frecuenté toda mi vida. Pero no reunía las condiciones de seguridad y comodidad para el espectador. Nadie dirá que sentarse en una tribuna de cemento sobrecalentada al sol es la mejor cosa del mundo. La sociedad evoluciona. Hemos preservado la característica principal del Maracaná, su estructura exterior.
-Como católico y amante del fútbol, ¿que haría si tuviera que elegir entre un encuentro con el Papa en Rio o ver a Neymar levantar la Copa del Mundo en el Maracaná?
"No me deje mal con el Papa (risas). Brasil debe absolutamente ganar ese Mundial. Y así tendremos los dos: el Papa y Neymar con la Copa".