Cartago. Quizás su expulsión fue drástica. A lo mejor, hubiese bastado con una tarjeta amarilla.
Sin embargo, no es posible ignorar que Víctor Mambo Núñez provocó esa falta innecesaria sobre elnovato Kevin Vega, tal vez, picado por el orgullo de que, en aquel lance, el jovencito le ganaba la faena.
De este modo, Núñez, posiblemente, se perderá dos o más juegos, en el caso de que su equipo, Herediano, acceda a la final del torneo de Invierno. Esto afecta su aspiración de cerrar un año de ensueño como el goleador histórico del fútbol nacional y, además, del certamen actual, en el que suma 11 goles.
La jugada sucedió en el último minuto del primer careo semifinal entre Cartaginés y Herediano, con el saldo conocido de 0 a 2 a favor de los campeones nacionales y claros favoritos, tras la evidente ventaja rojiamarilla en la serie ante los azules de Javier Delgado.
Los brumosos serán visitantes en el segundo y definitivo encuentro, el próximo domingo, a partir de las 6 p.m, en el Rosabal Cordero.
Recordemos la jugada. El cronómetro digitaba un tiempo de sobrevida. El marcador luminoso del sector sur decretaba un 0 a 2 casi mortal para los brumosos.
En el mismo sector, la “ingrata” afición rojiamarilla mecía un muñeco blanco, en evidente alusión al estigma de la Vieja Metrópoli.
Justo frente a la zona técnica que ocupaba Marvin Solano, estratega visitante, el Mambo y Kevin Vega, quien había relevado a Jiménez en el 73’, disputaban arduamente la pelota. Y en el preciso instante en que Vega lo superaba, Núñez lo tomó por el cuello, más herido en su amor propio que con la intención de agredirlo.
Vega cayó al piso. Mambo pretendió seguir con el balón, pero, a pocos metros de la acción, Henry Bejarano, sin titubear, extrajo del bolsillo su temible sentencia.
“¡Oh, no!” Desde el banquillo, el técnico Solano se llevó las manos a la cabeza. Fue ese el único momento en que el avezado timonel perdió su actitud flemática, la que había mantenido, sereno, imperturbable, a lo largo del encuentro.
La reacción de Núñez también fue airada. Pero, ¡nada que hacer! El cartón rojo parecía una daga en la mano implacable del juez.
“He visto mil empujones como ese, sin consecuencias”, dijo Marvin Solano en la rueda de prensa.
Es cierto, pero fue falta.