Jerry Bengtson culminó su primera campaña con el Saprissa sin los goles que esperaba. El delantero llegó a la escuadra morada como la carta más pesada dentro de la artillería, pero terminó como suplente, con apenas tres anotaciones y muchos altibajos.
Con menos celebraciones que sus competidores, David Ramírez (8) y Jonathan Moya (7), el delantero reconoce que el desempeño que mostró estuvo muy lejos de las expectativas del inicio, cuando llegó al equipo como el fichaje de más renombre.
“Mi torneo con el Saprissa fue malo. Las cosas no salieron bien. Más que todo por los goles. Creo que pasaron muchas cosas en el torneo desde el primer partido, pero ya eso queda atrás y ahora toca pensar en la Concachampions, que es lo que viene”, apuntó Bengtson.
El artillero reconoce que le afectaron demasiado las sanciones, pues perdió ritmo de juego y confianza. Bengtson se perdió seis partidos del torneo a causa de dos expulsiones.
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La primera fue frente a Carmelita por fingir una falta que culminó en un cobro de pena máxima; la segunda por reclamarle al árbitro en el cierre del clásico ante Alajuelense.
“Eso es muy feo. Uno baja de ritmo. Aquí me trajeron por goles y no pude aportar muchos. Por eso yo digo que fue un torneo malo para mí. En lo personal no salieron las cosas como yo quería, pero ya esto quedó atrás”, agregó el atacante catracho.
Aunque no golpeó a ningún adversario, fue el futbolista más castigado de la S en la temporada, lo que al final le dio un protagonismo adicional a Jonathan Moya.
El hondureño fue defendido por su entrenador Carlos Watson, quien resaltó los movimientos tácticos al espacio y la movilidad del futbolista. Sin embargo, el presidente morado, Juan Carlos Rojas, reconoció que Bengtson tiene una deuda en la faceta anotadora.
Aunque llegó a la institución morada como un romperredes, el promedio de gol del jugador en sus últimas travesías internacionales es bastante similar al actual.
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Con el Zob Ahan de Irán anotó ocho tantos en 27 partidos para un promedio de 0,29 por juego, y en el Persépolis 7 goles en 19 cotejos, lo que se traduce en 0,36 goles por duelo.
Ciertamente, su promedio anotador en el Saprissa fue todavía más bajo. Los 0,17 goles por juego que promedió en esta temporada se quedó muy corto. El propio futbolista lo reconoce.
Todavía le resta contrato y es casi un hecho que continuará en el club. El certamen de Concacaf y la sequía de dos torneos sin título de la S lo obligarán a mostrar otra cara.