Cartago. Un aficionado no se cansaba de insultar a Giovanni Clunie por fallar dos ocasiones claras de gol ante Liberia; otro discutió con él pues salió en defensa del delantero, debido a sus orígenes brumosos.
Minutos después, al 42’, Clunie corrió al espacio vacío, controló el balón a un lado del área y se lo sirvió a Mauricio Castillo, quien con un amague dejó a Félix Montoya en el suelo y sacó un remate al palo derecho del guardameta liberiano para poner arriba a los de casa.
De inmediato, los hinchas de la gradería este que discutían se abrazaron, en una liberación de estrés.
Ese hecho refleja la tensión con que los parciales brumosos vivieron el juego ante Liberia, disputado ayer.
No es para menos. Cartaginés salió al Fello Meza como colero por la victoria de Carmelita del sábado, con cuatro puntos. Ahora es noveno con siete unidades, a cuatro de la zona de clasificación.
De hecho, hasta ayer no festejaba una victoria.
El gol de Mauricio Castillo significó más. Puso fin a 313 minutos sin que los blanquiazules marcaran en su patio.
Ahí enfrentaron a Limón, Santos y Herediano. Con los dos primeros igualaron a cero, mientras que con el Team mordieron el polvo 0-1.
Sustos y nervios. El encuentro no fue fácil para Cartaginés.
El mismo nerviosismo hizo incurrir a los futbolistas en fallos que les restaron puntería.
Clunie erró dos veces. Primero fue al 23’, cuando dentro del área desperdició el gran pase de Rándall Brenes; después al minuto 35, al lanzar el esférico a las nubes, de nuevo.
Apenas a los 18 minutos, Ricardo Blanco envió un centro del área, pero el esférico se estrelló en el horizontal.
Los visitantes tuvieron una opción inmejorable para abrir la cuenta. Jean Carlos Solórzano vio a Jossimar Pemberton que corría solo hacia el área, por lo que le dio la redonda.
No obstante, el exliguista ni siquiera logró darle al balón, pese a estar dentro del área pequeña y sin marca alguna.
Fue un alivio para la hinchada local.
Los últimos minutos fueron de muchos apuros para el Cartaginés. Al 88’, Carlos Ochoa ingresó al área y fue derribado por Rándall Alvarado.
El central pitó penal, pero el línea Rafael Andrade tenía la bandera levantada, por posición prohibida. El silbatero rectificó, no sancionó la pena máxima y en las gradas se escuchó: “¡Línea, línea, línea!”.
Luego, con ademanes, Javier Delgado abogaba para que el partido acabara, porque así Cartaginés dejaba el sótano.