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Este remate de Heliut Farrier no tuvo consecuencias. No obstante, retrata con certeza la reacción del Caribe, que sometió a Saprissa. | CARLOS GONZáLEZ (CARLOS GONZALEZ CARBALLO)
El 3 a 2 es un justo retrato de lo que ocurrió ayer en los 90 minutos, tras el primer capítulo favorable a los morados y la gran reacción caribeña en la etapa complementaria.
Recordemos el buen momento de los saprissistas. David Guzmán, Yeltsin Tejeda, Maykol Ortiz y Manfred Russell conducían los hilos morados del primer tiempo.
Aquel pie a pie era pródigo en acciones con buen toque, metralla y red. Y así, en cuestión de media hora, los morados sumaban dos goles (Russell, 8’; Scott, 24’).
Además, los avances que repetían por los costados Ricardo Blanco (izquierdo) y Jordan Smith (derecho) acechaban una y otra vez en las cercanías de Wardy Alfaro.
Paradójicamente, cuando Saprissa jugaba mejor, Daniel Varela envió un balón de altura que permitió a Heliut Farrier elevar la esfera tras la lenta salida del arquero Donny Grant y acortar al 1-2.
No obstante, al final de la primera parte, estaba clarísimo que los morados eran los amos y señores del terreno de juego.
Desde que el árbitro Randall Poveda (buen trabajo) ordenó el reinicio, se empezó a notar la superación paulatina del equipo local.
Entre tanto, la respuesta de Alexandre Guimaraes ante las permutas de Gustavo Martínez, consistió en la inclusión de Esteban Sirias en el puesto de Maykol Ortiz.
Pero Sirias no estuvo fino en su misión y, para colmo de males tibaseños, la ausencia de Ortiz (el relevado) comenzó a pesar.
La “cuña del mismo palo” se activó otra vez. Jorge Alejandro Castro puso el 2 a 1 con un trallazo que derrotó a Donny Grant, al 74’.
Nueve minutos más tarde (83’), Castro ratificó en los cordeles su sed de protagonismo, tras un servicio preciso de Verny Scott, desequilibrante por la banda derecha.
Sol del Caribe. El “todo a pulmón” de los hombres del Santos debilitó paulatinamente la estrategia bien pensada del Saprissa del primer tiempo. Y esta acabó por ceder, como un castillo de naipes.
El triunfo del Santos es merecido, tras 90 minutos que, en realidad, no decidían nada para los locales; salvo, claro está, la obligación de luchar siempre en pos de la victoria.
Por dignidad y estirpe.
