Empieza el famoso ‘mercado de fichajes’, una especie de premio de consolación para los fiebres futboleros que, sin partidos del torneo nacional, se ilusionan con la idea de que su equipo saque la billetera y contrate a los mejores futbolistas.
No voy a ser hipócrita, a mí también me gusta conocer los movimientos, las salidas y las llegadas de los clubes, en ocasiones tan numerosas que, en ciertos equipos, se parece más al cambio de las postalitas de los álbumes mundialistas que a un proyecto serio.
En medio de los sonados traspasos, hay un caso en particular que me decepciona, y es cuando un equipo parece haber armado un plantel para, en el mediano plazo, competir por clasificar y mejorar la calidad del torneo, pero resulta que uno de los grandes aparece con una elevada propuesta para el futbolista y se lo lleva sin mirar atrás.
Es la oferta y la demanda, dicen algunos. Puede ser, y también es obvio que los futbolistas desean mejorar su realidad económica, como cualquier otro trabajador que cambia de un empleo a otro.
Esta vez, el club que corre ese riesgo es Guanacasteca, quinto lugar de la campaña y grata revelación del certamen, con Horacio Esquivel a la cabeza y el coraje de una planilla tan aguerrida como el espíritu chorotega.
Desde ya, empiezan a surgir oportunidades para su goleador Erick Cubo Torres y para otros futbolistas de buen rendimiento. Según el periodista Kevin Jiménez, ya la Liga negocia con el volante Kendall Porras, quien estaba a préstamo en la Pampa, proveniente del equipo de Quepos Cambute de la Liga de Ascenso.
Básicamente, las posibilidades de que desarmen al quinto mejor equipo del certamen son altas. Por lo que sé, algunos clubes han preguntado por el ‘DT’ Horacio Esquivel.
La fase regular del presente torneo nos señala una realidad seria: Los cuatro grandes clasificaron a la fase final a pesar de los altibajos de desempeño, especialmente Herediano y Cartaginés. Es decir, solo Guanacasteca fue capaz de incrementar la emoción del torneo con sus actuaciones y pelear hasta la última jornada.
¿Cómo va a progresar nuestro fútbol si las diferencias entre los grandes y los pequeños son tan marcadas? La competitividad disminuye y, por ende, la calidad de los certámenes, sin que tampoco luzcan grandes prospectos jóvenes a la vista.
Probablemente a pocos les importe que desarmen a Guanacasteca mientras en su equipo terminen los mejores futbolistas. Lo curioso es que, en la actualidad, a los jugadores les está bastando con muy poco para que aparezca un grande y se lo lleve.
Es decir, con seis meses buenos en Primera ya empieza a resonar el interés de los clubes más ricos en algún futbolista de los equipos pequeños, que muchas veces deja su club de origen sin estar listo y termina quemándose.
Curiosamente, los grandes debilitan a los pequeños en lugar de arriesgarse y darle continuidad a los mejores prospectos de su cantera.
Es obvio que a un joven, por más talentoso que sea, le llevará tiempo acomodarse a la Primera y que necesita acumular millas para progresar, pero también es real que con la continuidad necesaria (y el talento suficiente) tendrá un margen de crecimiento alto.
En un entorno consciente, me parece que lo lógico sería que los clubes más poderosos se vuelvan más exigentes y solo firmen a aquellos futbolistas con un rendimiento muy destacado en un equipo pequeño.
Con solo este cambio, los pequeños podrían mantener a sus futbolistas durante un periodo más amplio de tiempo, construir su proyecto y, a la postre, planificar con tiempo para suplir a los jugadores que, en el mediano plazo, dejarán el club.
Pero, ¿cómo puede planificar un club sin desmoronarse si con solo seis meses buenos ya es suficiente para que los grandes les arrebaten a un futbolista?
Ojalá el proyecto de Guanacasteca se mantenga tal como está, pero dudo que suceda.
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