Las celebraciones no paran en la Vieja Metrópoli, tras un título de campeones por el que Cartaginés esperó 81 años. Luego de tirarse a las calles para festejar por dos días, este viernes el equipo tuvo su primera actividad oficial, una misa de agradecimiento en la Basílica de los Ángeles.
Como era de esperarse, la pasión se desbordó una vez más y miles de aficionados colmaron la Basílica y la plazoleta para observar un acto en el que los brumosos ofrecieron el título a la Negrita y también compartieron con una fanaticada que vive un éxtasis que parece interminable.
Parece reiterativo, pero de nuevo las banderas, las camisetas blanquiazules, las cornetas y los cánticos acompañaron a las figuras que hoy en día son consideradas como héroes en la provincia.
No es exageración, pero los seguidores de los centenarios expresan y dejan ver un sentimiento único, al punto que algunos se mantuvieron de rodillas durante toda la misa, mientras que otros seguían derramando lágrimas, eso sí, en esta ocasión de felicidad y de nostalgia por familiares que no vieron un acontecimiento histórico.
“Me gustaría decir lo que siento, pero no puedo, me es imposible. Aún no me lo creo, esto es algo que soñé con mis familiares que ya no están y amigos, pero.....”, comentó un brumoso que tan siquiera logró decir su nombre porque las lágrimas no lo dejaron hablar más.
Todo el plantel de los actuales monarcas del fútbol tico desfilaron y como pudieron entraron a la Basílica. Entrar ya fue una tarea titánica ante el deseo de una foto o un autógrafo de los presentes. El autobús del equipo necesitó de la escolta para acercarse.
Las ovaciones sobraron en el templo, las sonrisas abundaron y ante el más mínimo discurso de los sacerdotes resaltando la labor de todos en el club, se respondió con una cascada de aplausos ensordecedores.
El capellán del Cartaginés y rector de la Basílica, Miguel Adrián Rivera Salazar, se encargó de realizar una homilía cargada de emoción, ya que es un blanquiazul confeso. Es más, reveló que aún tenía problemas con la voz, ya que el miércoles por la noche y en la madrugada del jueves gritó como nunca.
“Este campeonato gestado con el esfuerzo, el trabajo y contra la adversidad debe ser ejemplo para todos de que no hay nada imposible y que no existe triunfo sin esfuerzo. Este campeonato es ejemplo de que quienes aceptan los talentos y los saben utilizar pueden lograr lo que se propongan. Le reconozco públicamente a don Géiner Segura y su cuerpo técnico. Les agradezco a ellos, porque cuando se hacen las cosas según Dios, con humildad, esfuerzo y usando los talentos que Dios les dio, supieron guiar a un equipo como tal para alcanzar los objetivos colectivos y no los individuales”, expresó ante miles de personas.


Así mismo, señaló: “No sé quién inventó que teníamos algo oscuro en la historia de nuestro equipo... Marcel Hernández hizo una publicación dándole gracias a Dios y agradeciendo a sus compañeros, sin quienes no hubiera metido ni medio gol. Muchas veces se nos olvida agradecer y damos todo por decontado. Solemos pedirle a Dios y a la Negrita, pero muchas veces olvidamos agradecer. La única maldición posible es no mirar la gracia de Dios en nuestras vidas”.
Después del acto, los jugadores, cuerpo técnico y allegados al club tenían pactada una actividad privada para compartir y festejar, luego de que el jueves se les diera libre para compartir con sus familias.
Eso sí, si ingresar a la Basílica fue una labor titánica, la salida del plantel fue mucho más compleja ante el fervor de quienes estaban dentro de de la iglesia y más aún de los miles que no pudieron entrar y esperaron afuera, pese al frío.
Los blanquiazules seguirán de fiesta y para este sábado por la noche se planea una actividad en el Fello Meza, en la que los campeones compartirán con toda su hinchada.