Quedar apeado de la final del Apertura en su propio estadio no entra en los números de nadie en el Saprissa; sin embargo, la posibilidad se asoma en el horizonte.
La “S” no llena los ojos con su juego y la renquera que presentó en todo el certamen no se la sacudió en esta serie semifinal ante el Puntarenas F. C.
Saprissa llega con la obligación de ganar por más de un gol para dejar con un palmo de narices a los porteños; fácil no será (nadie dijo otra cosa a la hora de los pronósticos).
El equipo naranja llega entonado por el título centroamericano y con el espíritu de trascender en el ámbito nacional. Como en el boxeo, el Puerto llega con el “hambre del retador”.
La distancia en el marcador no es mucha (apenas 0-1) y los saprissistas saben lo que es sacudirse en su cueva desventajas mayores ante el Puntarenas.
En cosa de un año, los campeones dejaron en dos oportunidades a los porteños “viendo para el ciprés”; la primera, en una instancia similar a la de mañana.
En el segundo juego de su respectiva manga semifinal del Apertura 2005, Saprissa se sacudió de un 3-0 en el marcador global para ganar por 4-3.
La segunda vez fue en este Apertura, en una jornada (la quinta) en la que los saprissistas barrieron en solo media hora al Puerto 5-2, luego de que perdían 0-2.
Antecedentes. Los futbolistas gustan de decir que la historia no juega y en eso llevan razón: ningún partido se parece a otro.
Sin embargo, sí le hacen un guiño a los antecedentes cuando estos le son favorables.
En Tibás, sutilmente, recordaron las dos remontadas y revivieron –palabras más, palabras menos– la sentencia de su expresidente Jorge Guillén (q. d. D. g.): “No se repartan nada mientras el Saprissa esté vivo”.
La historia del futbol de este país está tachonada de jornadas en las que la “S” –sin que necesariamente jugara bien– sacó la faena ante equipos que venían mejor.
Habrá que ver si el Monstruo hace una de las suyas, una vez más; pero enfrente tendrá un Puerto con el ánimo de trascender.