Marco Ureña habló como pocos futbolistas lo hacen: con toda libertad analizó las falencias del fútbol de Costa Rica en sus bases y a nivel mayor. Lejos de parecer críticas destructivas, se le notaba el genuino deseo de aportar.
Entre sus explicaciones al caos con las selecciones menores que no van a mundiales, su exposición de los defectos a nivel formativo y el remarcar que quienes dirigen el fútbol tico saben poco o nada de fútbol, me quedé con una pregunta que el propio Ureña hizo: ¿Alguien ha visto a un exjugador que quiera ser presidente de la Federación?
Marco respondió con razones de peso: “Yo no, porque no los dejan. No hay manera de entrar ahí... El fútbol se hizo político, porque hay muchos intereses económicos y nos olvidamos de que esto es un espectáculo”.
Concuerdo también con este mundialista Sub-17, Sub-20 y Mayor. El balompié nacional está cerrado para unos pocos que se aferran al poder, tal vez al protagonismo que les da estar en esos puestos o bueno... ya vimos uno que otro caso de algunos que buscan algo más.
No me quedé solo con lo que dijo el oriundo de Palmichal de Acosta, sino que estuve revisando por un buen rato si realmente hay exfutbolistas con el perfil para ser jerarcas de la Fedefútbol. Les confieso que me quedé muy preocupado; al menos yo no encontré ningún candidato sólido.
Es decir, Ureña tiene razón a medias, porque: ¿quién cuenta con el conocimiento, los años en el fútbol internacional, el deseo de realizar un cambio y está libre de cualquier interés personal o grupal? Pienso que sí se necesita de todo esto para hacer la verdadera oposición y en realidad tomar el puesto de los que tienen una vida ahí adentro o de los que normalmente se ofrecen como alternativas.
En mi caso, solo se me ocurrió el nombre de Paulo César Wanchope, una leyenda para FIFA, con estudios en Inglaterra, formado dentro y fuera de la cancha y con amplio conocimiento. Es más, no se le puede señalar con un color específico de un club, más allá de su carrera con Herediano y es que tiene también el roce en la parte dirigencial, de su etapa como gerente. Eso sí, el problema es que Wanchope ya ha dejado en claro que su pasión es dirigir y sino, sería en el puesto de director deportivo.
Algunos pensarán en Erick Lonis y desde mi perspectiva sería una buena opción, aunque no lo veo con ganas de asumir en esa faceta de dirigente (mera interpretación). Además, le falta quizás palpar lo que hacen las grandes potencias del fútbol a nivel administrativo y a nivel de formación, el roce en puestos como gerencias deportivas y capacitarse para tomar un rol que no abarca solo lo que ocurre en cancha. Lonis es un profesional y su faceta de empresario lo ratifica; no obstante, este deporte es muy distinto a una empresa normal.
Escuché a otros postular ahora o antes a Jafet Soto; sin embargo, el propio Soto ha repetido hasta el cansancio que su gran pasión es el Herediano y que siempre velará por tener lo mejor posible a su club. No dudo de su capacidad y conocimiento, pero no lo creo capaz de defender los intereses de otros clubes u otras ligas por encima del Team. En Herediano lo hace como nadie y esa es su casa.
Y es que la presencia de Jafet en el cargo de presidente dividiría, cuando se supone que el norte es unir y pensar solo en el bien común del balompié nacional. Obvio, no es un detalle menor recordar que Soto también fue sancionado por el Comité de Ética por violaciones al Código de Ética, castigo que le ratificaron en abril del 2021 y cumplió. Entonces...
Es decir, alternativas para el presente no hay; si las tienen, me corrigen. Para el mediano plazo, tampoco las veo. Ante esto, ¿seguiremos con los de siempre y por ende, que nadie esperen resultados diferentes?
Esperemos que no. Ojalá que como el propio Marco Ureña lo recalcó, los exfutbolistas se olviden un poco de ser técnicos de Primera y encabecen el cambio que tanto le urge al fútbol tico. Reitero, no se vale solo reclamar y no actuar.