Johannesburgo. La frase es de Bora Milutinovic. La dijo ayer cuando se topó a un grupo de periodistas costarricenses en la entrada del Centro de Transmisiones de Johannesburgo.
“¡Qué hubo
Bora estuvo distendido hasta que apareció la primera grabadora. Entonces recordó que andaba con prisa, se disculpó y prácticamente salió corriendo en otra dirección, sin justificar “al aire” los elogios hacia Ronald.
Por una casualidad, el serbio se apuntó a la gran discusión de estos días en el futbol tico. Recibir la bendición de Milutinovic es una buena credencial, pero tampoco es la graduación definitiva: Rodrigo Kenton también fue su discípulo un par de veces, y ya ven ...
La Tricolor debería estar aquí, en la tierra de Mandela, preparándose para una nueva gran cita. Pero no. La fiesta es de otros. A propósito del inicio de Sudáfrica 2010 y del breve encuentro con Bora, vale la pena reflexionar sobre lo que pasó y lo que viene.
Costa Rica no está en el Mundial porque sufrió mareos después de cerrar la primera vuelta de Concacaf en lo alto de la hexagonal. En ciertos casos, la sobredosis de éxito también es letal: al primer fallonazo (4-0 en Honduras) no hubo reflejos y el equipo se vino de pique.
Para amarrar pasado y futuro, quizás la derrota del sábado anterior en Eslovaquia sea una buena lección. Los jugadores y entrenadores sacan callo a partir de tales tropiezos; las victorias en los partidos amistosos siempre son bienvenidas, pero puede convertirse en confites engañosos.
La gira por Europa también deja otras lecturas. Repasemos algunas: el lateral izquierdo está bien cubierto; Junior Díaz se la está creyendo (ya era hora) y Bryan Oviedo le va a meter presión.
Por la derecha, a Roy Myrie le sigue costando, pero será el principal candidato mientras Cristian Gamboa no termine de romper el cascarón.
En media cancha, es hora de proponer una discusión sobre el número ”10”. Carlos Hernández tiene un cañón, mas carece de la dinámica para poner a jugar a sus compañeros, misión principal del armador. Quizás podría estar más retrasado o ser una opción de cambio, pues de por sí no parece estar para 90 minutos.
Ubicar a Bryan Ruiz ahí sería un desperdicio. La estrella del Twente es una centella por la banda, metiendo gambetas, y no hay que ponerlo en otro lado.
Quizás un Diego Estrada con más madurez, o Diego Madrigal, puedan tomar el relevo de Walter Centeno en mediano plazo.
A todo esto, ¿y el entrenador? Para atajar especulaciones innecesarias, Ronald González debe aclarar de una vez si le interesa el puesto. No tiene nada de malo aspirar, menos cuando el nombre lo están sugiriendo otros, pero quedarse a la tica, viendo para otro lado, no es elegante ni conveniente.
La Federación también podría anunciar si después de la gira por Europa lo incluyó en la nómina de opciones. Eso favorecería el debate, que hasta el momento se mantiene en el terreno de los supuestos y las incógnitas.
Aunque algunos ya tienen bien formada su opinión. Como Bora, que en vísperas del Mundial brindó palabras de elogio para aquel muchacho que hizo debutar en la