Nueva York. El principal testigo hasta el momento en el juicio de corrupción de la FIFA, el empresario argentino Alejandro Burzaco, dijo el jueves en la corte que desde 2004 pagó y se comprometió a pagar sobornos por unos 160 millones de dólares a cerca de 30 exjerarcas del fútbol.
Burzaco, uno de los 42 acusados de corrupción en el marco del megaescándalo FIFA, colabora con el gobierno estadounidense en el juicio contra tres expoderosos jerarcas del fútbol de Suramérica: el expresidente de la Confederación Brasileña de Fútbol, José María Marín, de 85 años; el expresidente de la Conmebol, el paraguayo Juan Ángel Napout, de 59 años, y el exjefe del fútbol peruano Manuel Burga, de 60.
Desde el martes ha hecho explosivas revelaciones sobre la corrupción generalizada en la Conmebol, la Concacaf y la FIFA.
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Alejandro Burzaco (derecha) en un partido de Copa Libertadores del 2015 junto al dirigente boliviano Róger Bello y el entonces portero de Boca Juniors, Agustín Orión. (Victor R. Caivano)
El empresario, expresidente de Torneos y Competencias, una compañía que con asociadas tenía los derechos de televisación y marketing de las Copas Libertadores, Sudamericana y Copa América, entre otros torneos, dijo que los 160 millones “es una estimación que incluye coimas pagadas y prometidas en pago, por ejemplo en el caso de Datisa, para la Copa América (...) de 2019, 2023″.
Luego de dos días de testimonios, Burzaco fue interrogado este jueves por los abogados defensores de Napout y Burga.
El testigo del gobierno, de hablar pausado, fue claro en sus respuestas, y aunque nunca sonrió, arrancó carcajadas del jurado, los fiscales, los abogados de la defensa y la prensa en más de una oportunidad.
”¿Usted era exitoso porque se alineaba con las personas correctas, no es así?”, le preguntó Bruce Udolf, abogado de Burga.
“Creo que el hecho de que estoy aquí muestra que estaba alineado con las personas incorrectas, señor”, respondió Burzaco, provocando las risas.
El empresario también dijo que el expresidente de la Conmebol, Nicolás Leoz, de 89 años, otro de los acusados que un juez paraguayo aceptó este jueves extraditar a Estados Unidos, “confundía” a propósito sus finanzas personales con las de la Conmebol y que la FIFA le depositó en su cuenta personal cinco millones de dólares que eran para la Confederación.
También dijo que Leo Messi, “el mejor jugador del mundo”, junto a “otros jugadores” argentinos, recibían pagos “adicionales” de 200.000 dólares por cada amistoso que disputaban, además de lo que pagaba la Asociación del Fútbol Argentino (AFA), pero no precisó si esto era ilegal.
Burzaco espera librarse de una sentencia a prisión por parte de la jueza Pamela Chen, que lleva el caso. A cambio de su cooperación, la fiscalía decidió que no recomendará ningún periodo de tiempo de prisión a la jueza, pero la decisión está en las manos de Chen.
Los tres delitos de los cuales se ha declarado culpable tienen una pena máxima de 20 años de cárcel cada uno.
”íSesenta años en prisión! Yo tengo 53″, dijo Burzaco en la corte, al explicar cómo podría pasar el resto de su vida tras las rejas.
Escándalo en Argentina
El juicio por corrupción en la FIFA evidencia el poder del fútbol en América Latina, con tentáculos que van más allá de los campos de juego y llegan hasta la política.
Durante su testimonio esta semana, Burzaco reveló una red de sobornos conectados con la administración de la expresidenta argentina Cristina Fernández (2007-2015) y la transmisión estatal de los partidos de fútbol profesional.
En 2009 la presidenta Fernández estatizó las transmisiones de la liga argentina tras permanecer durante casi dos décadas en manos de la empresa dueña de los derechos de televisión de los partidos.
El programa denominado Fútbol para Todos (FPT) garantizaba su transmisión gratuita a todo el país por canales de televisión abierta y le permitió a Fernández antes, durante y después de los partidos, promover los logros de su gobierno y contrarrestar las críticas de sus opositores.
Ocho años después de su inicio fue cancelado a mediados de 20017 en medio de acusaciones de malversación de fondos y considerado un despilfarro de dinero, además de ser vinculado con el escándalo de corrupción de la FIFA.
Varios exfuncionarios del gobierno de Fernández están desde hace tres años bajo la lupa de la Justicia por el manejo del millonario presupuesto del Fútbol Para Todos.
El caso volvió a agitarse esta semana con el testimonio en Nueva York de Alejandro Burzaco, exdirector general de Torneos y Competencias, quien afirmó que entre 2011 y 2014 pagó cuatro millones de dólares en sobornos a exfuncionarios de Fernández a cambio de los derechos de producción de la televisación de los partidos de la segunda división argentina.
Torneos y Competencias fue dueña de los derechos televisivos de la liga argentina desde 1992 hasta 2009 y es la pieza fundamental del entramado de corrupción que salpica a exdirigentes de la FIFA y la Conmebol. Bajo su control, los partidos se emitían en señales de cable por el sistema pague por ver.
Burzaco dijo el martes que el dinero en sobornos para los exfuncionarios Pablo Paladino y Jorge Delhon se registraba con el nombre de “Cristina”, en referencia a la entonces mandataria, pero también puntualizó que él no pagó sobornos a la presidenta.
Fernández se desvinculó el jueves del caso.
Paladino fue coordinador de Fútbol para Todos y Delhon asesor de la jefatura de gabinete de ministros durante la presidencia de Fernández. Pocas horas después de que Burzaco los incriminara, Delhon se suicidó tirándose a las vías de un tren a las afueras de Buenos Aires.
Paladino fue sobreseído por la justicia argentina en una causa por malversación de fondos del Fútbol para Todos. Sin embargo, la diputada electa Graciela Ocaña (autora de la denuncia penal) anunció que a partir del testimonio de Burzaco solicitará a la justicia el revocamiento de la medida.
Para adueñarse de los derechos, el gobierno de Fernández contó con la ayuda decisiva de Julio Grondona, mandamás de la AFA durante más de tres décadas y vicepresidente de la FIFA hasta que falleció en 2014. El dirigente rompió el contrato que mantenía con Torneos y Competencias y su socio Grupo Clarín, el conglomerado de medios más poderoso del país, y se los entregó al Estado a cambio de un monto inicial de unos 33 millones de dólares.
Pero el gobierno mantuvo con esa empresa un vínculo contractual para la producción de las transmisiones televisivas, lo cual incluía móviles, cámaras y periodistas.
“Fútbol para Todos pudo suceder solo con la aprobación de Grondona porque Grondona estuvo mucho tiempo y controló todo, pero también alcanzó el nivel más alto de gobierno” , dijo Christopher Gaffney, autor de Templos de los dioses terrenales, sobre el fútbol en Argentina y Brasil.
“El fútbol es una forma de llegar a las masas en América Latina sin hacer demasiado”, agregó Gaffney. “Aquí el gobierno estaba facilitando el acceso a este opio que es el fútbol”.
El actual gobierno del conservador Mauricio Macri decretó el fin del fútbol estatizado y desde mediados de este año las cadenas estadounidenses Fox y Turner comercializan los derechos de televisión del torneo argentino. Los partidos se emiten por señal de cable y cada usuario paga unos 16 dólares por mes para ver los 14 partidos semanales.