Con diez hombres, el Real Madrid venció este sábado 1-2 al Barcelona y dejó en 39 los partidos invicto que tenía el cuadro blaugrana.
Los blancos se aferraron a una segunda parte muy superior para tumbar a su enconado rival, con anotaciones de Benzema y Cristiano Ronaldo, este último a seis minutos del final.
El 3 de octubre pasado, los jugadores del Barcelona salieron del césped con la cabeza baja. La razón: el Sevilla les acababa de endosar la segunda derrota de la naciente temporada.
En cuestión de minutos, la rapidez del Internet hizo circular decenas de titulares con un punto en común: el tropiezo del equipo culé se basó en buena parte por la ausencia de Lionel Messi, quien una semana atrás se había lesionado.
Cinco meses y 27 días después de sentir el amargo de la derrota, el Barça volvió a caer, esta vez con una connotación más elevada, Messi sí estaba en la cancha, aunque por lo hecho pareció que no, lo mismo Neymar y Luis Suárez. Y el rival no era otro que el Real Madrid, el enemigo de siempre.
El equipo blanco también ganó 1-2, como en su momento lo hizo el Sevilla, empero la magnitud y dimensión del resultado genera un impacto exorbitante.
Los merengues recortaron a siete la diferencia con respecto a los blaugrana, antes de este sábado, líderes inmaculados con 39 juegos sin morder el polvo.
Justamente ese invicto fue uno de los tantos tesoros que encontró el Real en el Camp Nou.
Mancharle el expediente al cuadro catalán tiene un valor agregado para un Madrid que llegaba con el traje de víctima y terminó siendo victimario.
A falta de 21 puntos por disputar, el equipo blanco se encargó de no dar por sentenciada la Liga y junto a su vecino, el Atlético de Madrid, atiza la persecución.
El otro gran tesoro que sacaron los hombres de Zidane es que recuperaron la autoestima de cara a la Champions, en la que se medirán al modesto Wolfsburgo y, de paso, le propinaron un gancho al hígado al Barça, que en la misma competición se las verá con el Atleti, un duro retador.
Karim Benzema y Cristiano Ronaldo se encargaron de bajarle el precio al mínimo al gol de cabeza de Gerard Piqué.
Precisamente fue Cristiano el que salió más fortalecido porque acalló las críticas de que solo le metía goles a los equipos chicos y se arrugaba ante los grandes.
Con su disparo cruzado en el minuto 84, CR7 llegó a 29 anotaciones y se distanció a tres de Suárez, a siete de Messi y a ocho de Neymar, todos presas de un ordenado marcaje merengue y vigilados por un Keylor Navas que no dio concesiones.
Además, el luso fue el héroe de una noche que será recordada, porque Zidane sí cambió la historia de que los últimos cinco entrenadores blancos debutaron en clásicos con derrotas. También porque el Madrid arruinó el homenaje a Johan Cruyff, la leyenda culé que falleció el pasado Jueves Santo y quien según Luis Enrique "querría ver al Barcelona ganar este clásico". Cruyff no vio ganar al que fuera el equipo de sus amores, que quedó con el ceño fruncido y el orgullo tocado por culpa del Real Madrid.
Blancos rompieron invicto de 39 juegos de los culés y no dan por muerta la Liga española.