Según datos sobre informalidad del Instituto Nacional de Estadística y Censos (INEC), al primer trimestre del 2020, el 30,3 % de los trabajadores se desempeñaban en un empleo informal y un alarmante 92,7 % de los independientes estaban en la informalidad. Esto significa que el 46,6 % de la fuerza activa laboral se ubica en la categoría de empleos informales.
En el 2017, con el apoyo de la Organización Internacional del Trabajo, se llevó a cabo en el país la primera encuesta nacional de empresas sostenibles. Uno de los hallazgos más relevantes fue que el 43 % de las compañías que se catalogan a sí mismas como parte del sector informal tienen más de 15 años de permanecer en esa condición. Quiere decir que como país no hemos sido exitosos en incentivar a los negocios del sector informal a hacer el tránsito hacia la legalidad.
Varios son los factores para que una empresa opere en el sector informal. Uno de los principales es la cantidad y el costo de los trámites. Si bien Costa Rica desde el 2004 ha hecho algunos progresos con miras a ser más amigable para la inversión, los esfuerzos no han sido suficientes ni significativos.
Según el subíndice empezar un negocio, del Doing Business del Banco Mundial, Costa Rica perdió 25 puestos del 2016 a la fecha; pasó a ocupar el nada honroso lugar 144, lo que nos ubica en la cola de los países que menos esfuerzos tangibles hacen para la reducción y el abaratamiento de los trámites.
Otros factores son los impuestos y las cargas sociales. Costa Rica es, junto con Italia, Francia y Colombia, uno de los países de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE) con la mayor tasa total de impuestos y contribuciones (un 58,3 %), esto, según el último informe Pagando impuestos, del Banco Mundial.
Medidas eficaces. ¿Qué han hecho otras naciones para incentivar la formalidad en el empleo y las empresas? Uruguay y Argentina cuentan con herramientas, como el monotributo, para actividades empresariales de reducida dimensión económica; unificaron en uno solo los pagos a la seguridad social y a la Hacienda, lo cual incentiva a las empresas a permanecer en la formalidad al contar con un único mecanismo diferenciado y fácil para el pago de sus aportes.
Miembros de la OCDE pusieron en marcha, en la década de los noventa, políticas de «guillotina regulatoria», es decir, por medio de procesos ordenados y transparentes han acelerado la simplificación regulatoria.
Instituciones como la Caja Costarricense de Seguro Social (CCSS) desempeñan un papel fundamental en el tránsito hacia la formalidad.
De acuerdo con cifras del INEC, entre el 2019 y el 2020, cerraron sus puertas casi 29.000 microempresas de los hogares y solo el 50 % de este tipo de negocios está inscrito en alguna instancia pública. Por eso, urge flexibilizar, en alguna medida, las formas de aseguramiento para esta clase de empresas y para los trabajadores independientes.
La reciente puesta en consulta por la gerencia financiera de la CCSS para modificar el reglamento del trabajador independiente lejos de acercar a la formalidad a quienes están fuera de ella surtirá el efecto contrario.
Obstáculos que hay que eliminar. Para disminuir la informalidad sustancialmente, deben atenderse de manera urgente las rigideces del mercado laboral, los obstáculos que instituciones como la CCSS levantan y, sobre todo, facilitar la creación de empresas mediante una mejora en el ecosistema de apoyo para el emprendimiento.
A inicios del 2018, Costa Rica se convirtió en el primer país del mundo en contar con una estrategia nacional elaborada de manera tripartita con el fin de disminuir la informalidad; sin embargo, su efecto ha sido nulo.
El país requiere urgentemente la ampliación de la base de contribuyentes al erario y de cotizantes a la seguridad social y crear trabajo decente, pero todo lo anterior solo será posible en la medida en que consigamos reducir significativamente la ilegalidad, sin un enfoque punitivo, sino con herramientas que ayuden a quienes están en el sector informal a hacer un tránsito ordenado a la formalidad.
El autor es economista.