Los fondos generacionales son una estrategia de inversión diferenciada por rango de edad para que las personas obtengan ahorros mayores y, consecuentemente, un monto mejor de pensión, sin imponer cargas adicionales al afiliado al Régimen Obligatorio de Pensiones Complementarias (ROP).
Las condiciones están dadas por la combinación de varios factores de madurez, entre estos, que los activos administrados crecen de manera significativa pese a volatilidades recientes, lo que representa hoy cerca de un 25 % del producto interno bruto (PIB); que una masa considerable de trabajadores están pensionados por el ROP —cerca de 47.000—, a quienes es necesario ofrecerles una protección adicional de sus ahorros mediante estrategias financieras conservadoras y de poca volatilidad; y porque el mercado financiero se ha profundizado y dispone de nuevas fuentes de diversificación para los portafolios de inversión, tales como instrumentos novedosos en proyectos y sectores económicos distintos a los tradicionales.
La transformación descrita del ROP es un proyecto estratégico de la Supén y se encuentra en la etapa de revisión y coordinación con la industria. Se espera en los próximos meses presentarla a la opinión pública, así como las reglas en el proceso de aprobación de la normativa financiera del Consejo Nacional de Supervisión del Sistema Financiero (Conassif).
El cambio propuesto parte de una máxima en la gestión de las inversiones: mayores rendimientos conllevan mayor riesgo. Si bien los distintos participantes en el sistema nacional de pensiones quisieran los mejores rendimientos para los afiliados, la administración responsable de los recursos demanda un análisis balanceado entre riesgo y rendimiento que permita alcanzar los objetivos de inversión.
Las estrategias de inversión en el caso de los fondos generacionales son diseñadas en función de la edad de las personas; los trabajadores más jóvenes, que permanecerán más tiempo en el sistema, están en capacidad de tolerar en sus primeros años de acumulación inestabilidad de los precios en los mercados financieros, y la búsqueda de mejores rendimientos a largo plazo favorecerá el crecimiento de su ahorro.
Conforme este grupo vaya envejeciendo, los gestores ajustarán la estrategia de inversión hacia otras cada vez menos volátiles, para que, al acercarse el momento de pensionarse, se les ofrezcan las más estables. En la actualidad, la estrategia de inversión es la misma para toda la población, sin distingo de edad de los afiliados.
Según estimaciones de la Superintendencia de Pensiones (Supén), si se aplica este cambio, las pensiones del ROP se incrementarían en aproximadamente un 15 % para los afiliados que completen el ciclo de madurez de las inversiones, es decir, que permanezcan en el fondo cerca de 40 años y coticen por lo menos 10 de cada 12 meses del año.
Los fondos generacionales beneficiarían a todos los afiliados, independientemente de que se cumplan los ciclos de madurez, pues se contaría con opciones para ubicar a las personas por edad, alternativa inexistente en este momento.
La reforma es beneficiosa en épocas de elevadas volatilidades financieras, como la de los últimos meses, porque brinda una protección especial a las personas pensionadas o próximas a ello, que, por diseño, estarían en un grupo etario con rendimientos moderados y menos volátiles, minimizando así el riesgo de que las minusvalías se materialicen, afecten sus ahorros y, por ende, los montos de la pensión.
La magnitud del cambio y los beneficios son prometedores, y están en concordancia con el objetivo de la Supén, que es proteger los intereses de los afiliados y pensionados.
El autor es intendente de pensiones.