Las expropiaciones suelen ser parte de la ruta crítica de los grandes proyectos de interés público, porque sin ellas la ejecución de las obras se paraliza o avanza lentamente.
Esta experiencia la hemos vivido históricamente en Costa Rica. Dos ejemplos recientes son la construcción de la carretera a San Carlos y el paso a desnivel en Paso Ancho. Las consecuencias son graves: atrasos y prolongación de años de las obras e incremento constante de los costos.
Por eso me pareció oportuno dar a conocer públicamente la experiencia exitosa que ha tenido el Instituto Costarricense de Electricidad (ICE) en el manejo de las expropiaciones del Proyecto Hidroeléctrico Reventazón (PHR), la obra de ingeniería más grande que ha desarrollado el país.
En este proceso, ha sido clave la planificación en todos sus extremos, junto con el cumplimiento de un cronograma, de manera que no haya aplazamientos, y también un objetivo claro: la entrada en posesión de los terrenos, independientemente de que el propietario al que se le ha expropiado decida reclamar en los tribunales un pago adicional al que determinó el avalúo administrativo.
Planificación. En el diseño de la construcción del PHR se definió que serían necesarias 1.744 hectáreas de terreno para la planta y otras 14 hectáreas para derechos de servidumbre de instalación de la línea de transmisión eléctrica.
En total, se requerían 1.758 hectáreas que debían estar en posesión del ICE de acuerdo con el cronograma de trabajo para no interferir en ningún momento la construcción del PHR e iniciar a tiempo su operación, como sucedió la última semana de marzo.
Hoy, el 100% del área necesaria para albergar las obras se encuentra en posesión del ICE.
En total, se gestionaron por la vía judicial y administrativa 126 expedientes durante el proceso constructivo (2010 a 2016) para atender el avance de las obras.
Trabajo en equipo. El hito del que damos cuenta es producto de la organización y la experiencia acumulada, mayormente de amalgamar el esfuerzo conjunto de colaboradores de distintas disciplinas puestas al servicio de la satisfacción del interés público.
Ese proceso se inicia con los diseñadores, pasa por los responsables de topografía, relaciones con los propietarios, peritos encargados de establecer los valores, responsables de presupuestos y abogados, entre otros profesionales.
El ICE organiza y ejecuta las obras bajo el concepto de proyecto, al cual también las distintas dependencias de servicios comunes le prestan sus servicios.
En el ADN de los colaboradores del proyecto y de las áreas de apoyo centralizadas está presente la urgencia y la prioridad de las tareas que el desarrollo de una obra demanda, y así, en equipo, trazan el camino y cumplen el objetivo de que el ICE disponga de los terrenos necesarios según el cronograma de trabajo.
Poder Judicial y Registro Nacional. Otros actores de servicio público que han sido trascendentales en la gestión de adquisición de inmuebles y derechos reales para destinarlos al PHR son el Poder Judicial y el Registro Nacional.
Mediante la intervención del Juzgado Contencioso Administrativo y Civil de Hacienda en los procesos de expropiación como autoridad competente que los dirige, se garantizan los derechos constitucionales y legales de los particulares y se asegura el derecho de la colectividad por el interés público de la obra.
Por su parte, el Registro Nacional brinda seguridad jurídica y publicidad registral al estado jurídico–registral de los inmuebles después de ser afectados por la obra.
Ejemplo de éxito. La gestión de expropiaciones del PHR es un modelo de éxito nacional en un tema que recurrentemente se menciona como limitante en el desarrollo de la obra pública.
Nuestra experiencia es que a partir de un cronograma de trabajo riguroso, disciplina y mucha dedicación de los colaboradores e intervinientes –así como una comunicación adecuada con los propietarios– es posible la disposición oportuna de inmuebles o derechos reales necesarios para la satisfacción del interés público.
El autor es funcionario de la Dirección Jurídica del ICE