Hace unas semanas, escribí un artículo en el que expresé mi preocupación por la carencia de políticas claras dirigidas al logro de la tan anunciada meta de carbono neutralidad en Costa Rica al 2021.
Muchos de mis argumentos fueron corroborados en los interesantes reportajes del pasado 6 de junio en LaNación, los cuales nos presentan una buena foto de la realidad actual.
Sin embargo, siento que se ha tocado apenas muy superficialmente el protagonismo que el sector forestal debe tener, dado su papel fundamental en la compensación de las emisiones de carbono y otros gases de efecto invernadero.
Los árboles, en su proceso de crecimiento, secuestran del ambiente carbono que de otra manera iría a la atmósfera y lo depositan en el tronco – la madera–. En el proceso, los árboles emiten oxígeno. Se calcula que la actividad forestal compensa aproximadamente un 20% del total de emisiones del país.
Acá hay un término clave: crecimiento. El secuestro de carbono se da mientras el árbol está creciendo. Árboles maduros crecen muy poco y por lo tanto, absorben poco carbono. De hecho, se estima que un bosque que tenga 30 años o más de madurez, prácticamente no secuestra carbono.
Es prácticamente imposible lograr carbono neutralidad sin un sector forestal creciente. Por lo tanto, es indispensable implementar políticas claras que promuevan, de nuevo, el establecimiento de plantaciones forestales. Estos cultivos presentan características de alto crecimiento en plazos relativamente cortos, alcanzando la madurez de 8 a 18 años en muchas de las especies, logrando una maximización de secuestro de carbono.
Sin embargo, la inseguridad jurídica que existe en el país para proyectos de largo plazo de este tipo, aunado a legislación muy restrictiva para el desarrollo de la actividad y la carencia de tierras aptas están causando, entre otras cosas, que el área reforestada en el país se esté reduciendo. Un ejemplo de esto es que por dos años consecutivos no se ha logrado cumplir con las metas de reforestación establecidas y no se prevé que este año esta tendencia se revierta.
Paralelamente, debe desaparecer la veda administrativa. Particulares que deseen aprovechar especies maderables presentes en sus propiedades privadas, siempre y cuando estas no estén ubicadas en zonas de alto impacto ambiental (en cuyo caso deberían recibir pagos por servicios ambientales) y la extracción de madera se haga conforme a un plan de manejo que asegure la sostenibilidad del bosque, deben poder hacerlo.
El manejo de bosque, realizado adecuadamente, no solo aumenta la capacidad de absorción de carbono en el mediano y largo plazo, sino que además promueve la preservación del bosque al dar a sus propietarios una actividad lucrativa que les motive a cuidarlo y mantenerlo adecuadamente.
Un tercer aspecto clave, que cierra el círculo, es que debe existir una industria forestal eficiente que convierta la madera en productos, pues es así como se da la fijación. El problema no es cortar un árbol, es que no se utilice. Cuando un árbol se corta y no se aprovecha, devolverá el carbono a la atmósfera y su efecto de compensación será nulo.
Pero si la madera de este árbol se utiliza en construcción o se convierte en mesas, sillas, puertas, pisos o cualquier otro producto, el carbón presente en la madera quedará secuestrado, no irá a la atmósfera y el efecto de compensación es efectivo.
La industria forestal en Costa Rica está desapareciendo, en parte por carencia de materias primas y en parte porque existe toda una tendencia al no uso de la madera, inclusive entidades del Gobierno especifican en sus carteles explícitamente que la oferta debe ser con madera importada, sin permitir que los productores nacionales puedan competir.
Hay otros aspectos, como la utilización de biomasa para la producción de energía, que pueden tener un doble efecto positivo, mejorar la situación forestal industrial y la mitigación simultáneamente.
Ha existido en nuestro país por mucho tiempo una satanización con respecto al uso de la madera. Esto tiene una razón histórica y es que en las décadas de los 60 y 70 se destrozaron los bosques sin ningún control, con terribles consecuencias para el medio ambiente. La realidad actual del país es otra.
La masa forestal se ha recuperado, casi el 80% de la madera nacional que se utiliza proviene de plantaciones (por ahora). Sin embargo, el sector forestal se enfrenta constantemente con posiciones irracionales, controles más allá de lo lógico, una inseguridad jurídica inmensa y una falta de políticas claras de apoyo y promoción.
Si queremos realmente lograr la meta de carbono neutralidad , estos aspectos deben ser revisados de inmediato. Y ya saben, ¡utilicen madera (legal por supuesto) y ayuden al ambiente!