El objetivo principal de este breve artículo es abordar, con datos científicos, la evolución de las condiciones climáticas en la Región Chorotega, específicamente en el cantón de Cañas, y las expectativas en otros cantones.
Los datos recopilados en los últimos 92 años –de 1921 al 2013– por monseñor Luis Leipold (1921 a 1949), el Ministerio de Agricultura y Ganadería (1943 a 1954), el Ingeniero Agrónomo Werner Hagnauer, en las empresas Cibarid Ltda. y la Pacífica S.A., en Corobicí, Cañas, en el periodo 1955-2011, así como en la finca El Paraíso, en los años 2012 y 2013, demuestran que en Cañas la precipitación ha disminuido, en promedio, 10 milímetros por año. Se observa que el invierno empieza más tarde y se retira más temprano, lo cual pone en evidencia la menor disponibilidad de agua. Es decir, hay menos lluvia y días más soleados y ventosos.
Las causas de esta evolución climática se enfocan en la deforestación, el cambio desordenado del uso del suelo a favor de la ganadería y las actividades agrícolas e industriales.
La desforestación en la Región Chorotega inició una espiral viciosa de recalentamiento del suelo, aumento de la velocidad del viento y la evapotranspiración. Según el Instituto Meteorológico Nacional (IMN), este cambio climático producirá más calor y menos lluvia en otros cantones como La Cruz, Nicoya y Santa Cruz, escenarios concordantes con lo indicado por la revista británica Nature : “La fragilidad regional de Centroamérica es una de las más vulnerables del mundo, en donde toda esa franja tropical se convertirá en un punto caliente en el mundo”.
Los cambios citados, aunados a otros fenómenos naturales, lógicamente afectarán la flora, la fauna y la calidad de vida de los habitantes en estas zonas.
Esfuerzo de todos. Ante el panorama climático demostrado en Cañas en el período mencionado y pronosticado por el IMN, es necesario pasar de inmediato de las palabras a los hechos y aplican tres ejes fundamentales: educación ambiental, investigación científica y mitigación y adaptación al cambio climático; en todo lo cual, la participación de la sociedad civil y del sector académico es esencial.
Recomendamos involucrar a los ciudadanos en la participación de las 11 categorías del Programa Bandera Azul Ecológica (PBAE): playas, comunidades, centros educativos, espacios naturales protegidos, microcuencas, cambio climático con sus dos variedades de “mitigación y adaptación”, comunidad clima neutral, promoción de la salud, actividades especiales y hogares sostenibles.
La participación en algunas o varias categorías del PBAE, con el apoyo de las respectivas municipalidades, permitirá organizar a la sociedad civil en busca de su desarrollo en concordancia con la protección ambiental y la salud pública incrementando la siembra de árboles y el ahorro de agua, papel, corriente eléctrica y combustibles fósiles, tanto en las industrias y hoteles, como en los hogares guanacastecos.
Además, con el propósito de fomentar la reforestación en forma adecuada se deben reactivar las acciones de la Fundación Adopta un Árbol (Fundárbol) con el objetivo de educar y apoyar la siembra de árboles en las zonas afectadas. Solamente con la participación positiva de los seres humanos podremos corregir, mitigar y adaptarnos al cambio climático.
(*) El autor es salubrista público