Editorial

El flagelo de las barras libres

En algunos aspectos, los comerciantes del desenfreno conocen a los jóvenes mejor que sus progenitores y saben sacar provecho de esa ventaja

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La invitación no puede ser más explícita, ni el público meta puede estar mejor definido. Los bien diseñados afiches convidan a colegiales a “pegarse la mica” para celebrar la salida a vacaciones. Cualquier otro pretexto también sirve para convocar a la fiesta, cuyo principal impulso es el afán de lucro. Por ¢6.000 el colegial consigue el ingreso a tres bares, transporte en un autobús donde los organizadores sirven “shots” (tragos sin mezclar) y desayuno a las 4 de la madrugada.








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