Editorial

Editorial: Protestas y represión en Cuba

Las exigencias de jóvenes artistas generaron brotes de solidaridad que confrontan al régimen

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El 7 de noviembre, luego de increpar enérgicamente a un policía que entró sin autorización en su casa para acosarlo, el rapero Danis Solís fue apresado, juzgado sumariamente y condenado a ocho meses de cárcel por uno de los aberrantes delitos que abundan en el Código Penal cubano: «Irrespeto a la autoridad». Hasta aquí, los hechos siguieron al pie de la letra una de las rutas del cotidiano guion con que la dictadura trata de mantener a raya a la población: actuar con tanta rapidez como arbitrariedad para acallar las voces de protesta y evitar que se multipliquen.








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