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Unidos por el odio

Es fácil ponerse de acuerdo para odiar a los demás, sobre todo si el intelecto no alcanza para darnos cuenta de que somos los demás de los demás

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Es fácil ponerse de acuerdo para odiar a los demás, sobre todo si el intelecto no alcanza para darnos cuenta de que somos los demás de los demás. Solo así se explica el convivio de un supremacista blanco de origen hispano, un afroamericano ferozmente antisemita y el expresidente cuya irrupción en la política de la mano del racismo y la xenofobia normalizó las más repulsivas manifestaciones de esas patologías.








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