Columnistas

Página quince: La tragedia de nuestro tiempo

Hay tres tipos de soledades: la física, la social y la moral. La última es la más difícil de sobrellevar.

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El ser humano se ha convertido en una criatura profundamente solitaria. ¿Siempre lo fue? No al punto que lo es hoy. Cierto, todos hemos oído hablar de la soledad ontológica, de la “separatidad existencial” (Fromm), del hombre insular, aislado, del hombre-insecto de Kafka. Pero la soledad se ha transformado en la sustancia misma de nuestra existencia. Actuamos en y desde ella. Aún más: nos hemos convertido en nuestra soledad.








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