Bajo este título, la última cinta del director alemán Florian Henckel von Donnersmarck (quien previamente dirigió la aclamada Las vidas de otros) es alabada internacionalmente, incluido un aplauso de pie durante 15 minutos en el Festival de Venecia. Puede verse en directo en algunos de los sitios web de pago.
Esta extraordinaria obra cinematográfica, inspirada en la vida del artista Gerhard Richter, intenta presentar las diferencias del sistema de vida bajo los nazis en contraste con el imperante durante el régimen del servidor soviético Walter Ulbricht y sus sucesores, así como la transición a la existencia cotidiana moderna (1968). A mi juicio, el objetivo se logra a medias, lo cual no resta su merecido interés para los estudiantes de Ciencias Políticas y Sociales. Al inicio de la película, un adorable niño de seis años es llevado por su tía soltera a una exhibición de arte “degenerado” (expresionistas, surrealistas, abstractos y otros).
Después de la exhibición, el sobrino encuentra a la tía desnuda tocando el piano, posiblemente, por sentirse sucia, a raíz de que debió entregar un ramo de flores a un alto oficial nazi. Su hermana y su madre se alarman y le tapan la cara al niño, y lo hacen de nuevo cuando se llevan a la tía a una institución médica. Ahí, ella es esterilizada por un ginecólogo eugenista, quien luego la manda a los hornos nazis.
Finiquitada la guerra, el personaje central, convertido en un talentoso pintor de carteles comerciales, se enamora de una excondiscípula que lo atrae a la esfera de un misterioso artista, un exnazi que le abre avenidas de prosperidad con carteles refinados.
De ahí, ya casado con su antigua compañera de estudios (Elizabeth), con quien se reencontró en Dresde, fatigados y frustrados del formalismo estricto de la Alemania comunista, escapan a Düsseldorf antes de ser erigido el muro, donde Kurt es admitido en una academia de arte de vanguardia.
Kurt rompe el muro de la genialidad y comienza a producir con sus pies empapados de pintura danzando sobre papel grueso utilizado en construcción. Las escenas sugieren, como Kurt manifiesta a los cuatro vientos en una concurrida conferencia de prensa, que la verdadera belleza solo puede conseguirse borrando los límites del arte y la vida, no tapándose los ojos ante lo que la vida nos presenta.