El día de hoy, los costarricenses tendremos la oportunidad de concurrir una vez más a las urnas y ejercer nuestro derecho ciudadano de elegir a quienes ocuparán la presidencia y vicepresidencias de la República, a los 57 diputados que integrarán la próxima Asamblea Legislativa, siendo, además, la primera elección nacional bajo la nueva ley de paridad de género.
Se trata de un momento propicio para celebrar lo afortunados que somos los costarricenses, pues contamos con una democracia centenaria y un pueblo respetuoso y amante de la paz, y creyente en el Estado de derecho y en la fortaleza de sus instituciones.
Es válido también recordar que, gracias a la visión del constituyente de 1949, contamos con ese cuarto poder que es el Tribunal Supremo de Elecciones, el gran garante independiente e imparcial del resguardo y respeto de la voluntad general expresada mediante el sufragio, e institución electoral que, para nuestro orgullo nacional, es ejemplo y referente en el mundo.
Es también importante tener presente que, pese a los avances democráticos de las últimas décadas, especialmente los ocurridos luego de la caída del Muro de Berlín, menos del 50% de los habitantes del mundo disfrutan de algún nivel de democracia y tan solo un 11,3% de la población mundial vive en democracia plena, siendo Costa Rica parte de este selecto grupo. (Índice de Democracia 2012, Unidad de Inteligencia de The Economist ).
Celebro también el hecho de que hemos tenido una campaña política de altura, plena de civismo y participación, en la que los candidatos han podido expresarse gracias, entre otros, a las universidades y, en especial, al trabajo profesional de los medios de comunicación, que facilitaron numerosos espacios de discusión e intercambio de opiniones a las diferentes fuerzas políticas del país.
Los costarricenses tenemos hoy una cita con nuestra ciudadanía y nuestra conciencia. Debemos de reflexionar muy bien a quiénes decidimos elegir para que asuman la importante labor de liderar, desde los poderes ejecutivo y legislativo, los acuerdos nacionales que requiere el país.
Que Dios nos ilumine como electores y acompañe con sapiencia a quienes resulten electos. Enfrentamos impostergables retos, entre los que destaca el desafío de construir una Costa Rica de mayor crecimiento económico con mayor cohesión social.
Por el bien de esta nave común que es Costa Rica, espero que todos tengamos la valentía de dejar atrás los miedos y divisiones partidarias estériles, y podamos construir, bajo nuestra amada bandera tricolor, un destino de mayor desarrollo y prosperidad para el mayor número de personas.