Dos visiones antagónicas emergen con fuerza en EE. UU. sobre la política económica de Trump: la de la prensa y la del mercado. Una de las dos tendrá que retractarse.
La prensa ha sido muy crítica de la nueva política económica. No le da ningún crédito. Destaca el proteccionismo ajeno a las bondades del comercio internacional, pero ignora casi todo lo demás. Al igual que ciertos economistas, vaticina una desventura económica.
El mercado, en cambio, habla un lenguaje muy distinto, más pragmático y puntual, menos sesgado ideológica y políticamente, capaz de “oler” con anticipación lo que los reporteros no saben (o no quieren) leer. Recoge estadísticas relevantes de miles de opiniones cotidianas en índices bursátiles, mercados de monedas, derivados, futuros (petróleo, oro, materias primas), rendimiento efectivo de los bonos del Tesoro (curva soberana), índices de confianza, inversión e inventarios, entre otros.
Desde la elección, el pasado 8 de noviembre, todos los índices bursátiles han repuntado. El Dow Jones, ubicado ligeramente arriba de los 18.000 puntos en esa fecha, pronto pasó los 19.000 puntos, continuó avanzando hasta cruzar la barrera sicológica de los 19.000 puntos en enero y, tras el último discurso presidencial en la sesión conjunta del Senado y la Cámara de Representantes, rompió el récord histórico de los 21.000 puntos. El S&P y Nasdaq también siguieron trayectorias similares. El mercado se anticipó a la Fed y subió el rendimiento efectivo de los bonos del Tesoro a 2 años (de 0,75% a 1,25%) y el índice compuesto del dólar frente a otras monedas mejoró.
Todas las tendencias positivas anteriores se reafirmaron, incluida la apuesta de empresas e inversores al descontar futuras utilidades por la posible baja de impuestos, fuerte inversión pública, desregulación, impulso energético, repunte del IPC (destierro del espectro de la deflación), ajustes en tasas de interés, impulso a las utilidades bancarias y, gracias al bajo desempleo, expectativas de alzas salariales. El mercado leyó algo nuevo y promisorio en el citado discurso: optimismo, sentido de dirección y un mensaje pro business.
Aunque es difícil predecir si las rentas de las empresas, que subieron un 5% en estos meses, podrán seguir haciéndolo para “calzar” el alza del valor de las acciones, la visión del mercado sigue optimista. Contrasta con el pesimismo mediático. Veremos en 12 meses quién gana la partida.