Muchas personas mayores no aprendieron a usar una computadora y son sus familiares o empleados quienes lo hacen por ellos. Desde que entró a regir la obligación de reportar los accionistas de las sociedades, es necesario obtener una firma digital y, para ello, la persona debe entrar en un cubículo sola, nadie puede ayudarle, debe ingresar la tarjeta digital, aceptar un contrato y dar una clave. Para hacer lo anterior debe saber usar una computadora y el ratón, digitar y cerrar o abrir las páginas. El adulto mayor debe hacer eso solo. Nadie que no haya aprendido a utilizar una computadora puede realizar los pasos sin ayuda. Deben dejar que un familiar cercano, como un hijo, les ayude porque, si exigen cumplir una ley, al menos sean flexibles con quien necesita asistencia.
María del Mar Burbano, Santa Cruz de Guanacaste
Desigualdad legal
Se supone que en un Estado de derecho, el ordenamiento jurídico da forma y vitalidad a una nación y, además, garantiza los mecanismos de igualdad entre sus ciudadanos. Sin embargo, en Costa Rica, mucha normativa con los años ha llegado a atentar contra el equilibrio social y las finanzas del país.
De esas mismas leyes han surgido reglamentos y decretos, sacados de la manga, que benefician a quienes más ventajas salariales tienen, lo cual fomenta un saqueo legalizado de las finanzas públicas. Si no fuera así, todos los costarricenses tendríamos un único régimen de jubilación. Las pensiones millonarias no existirían. Tampoco habría regímenes que pagan a unos trabajadores ocho años de cesantía, a otros 12 y a otros hasta 30, lo cual produce desigualdad. Los funcionarios tendrían la misma edad de retiro y se pensionarían con los montos justos de acuerdo con lo cotizado en su vida productiva. Además, seríamos un país con buenos puentes, grandiosas autopistas, excelente estructura educativa y de salud, y con un sistema tributario más justo.
Daniel Madrigal Sojo, Goicoechea
Educadores de antes
Felicito a Leonidas Araya Arias por su comentario en Cartas a la Columna (22/2/2019). Las personas que nacimos en Costa Rica en la década de los 40 aún recordamos con nostalgia como era nuestro país versus los tiempos actuales. Recuerdo a las maestras y los profesores de esos años, quienes realmente nos enseñaron no solo las materias, sino también la educación, el respeto, la honestidad etc.
De igual manera, en esos tiempos los abogados, en un 99 % de los casos, eran buenos profesionales, y el 1 % restante nuestros padres los calificaban como “tinterillos”. El fallo de los jueces sobre la huelga de los docentes, que no tiene ni pies ni cabeza, a favor de los sindicalistas que dejaron a miles de estudiantes sin terminar la educación del 2018 y que arrojó perdidas millonarias para el país, es un irrespeto para el resto de los costarricenses trabajadores, quienes sostienen este país.
José Francisco Murillo Solís, Alajuela
Natilla sin sal
¿Por qué Dos Pinos, si es de grandes emprendedores, la natilla Delactomy, que ayuda a quienes no pueden consumir lactosa, no la elabora también sin sal? Además, contiene un alto porcentaje de sodio (5 %). Mis doctores me informaron que debo consumir poca sal para evitar acelerar el cáncer de próstata. Los enfermos de hipertensión deben consumir menos de 3,8 gramos de sal al día.
La Dos Pinos debería prestar atención al Programa de Reducción de Consumo de Sal y Sodio del Instituto Costarricense de Investigación, Enseñanza de Nutrición y Salud (Inciensa), acorde con las recomendaciones de Adriana Blanco, en el excelente articulo de la periodista Irene Rodríguez (“Cocine con menos sal y con más cebolla, ajo y chile dulce”, La Nación, 22/2/2019). Además, la Dos Pinos debería elaborar helados para veganos, ahora que Heladería Díaz clausuró su fábrica.
Ronald Solano Pérez, Tibás
Veredictos distintos
Qué tristeza me da saber que un tribunal declaró legal la huelga de educadores. ¿Estarán preparados de manera diferente los jueces que declararon ilegal la de funcionarios de otras instituciones? ¿Qué intereses esconden al declarar legal semejante barbaridad? ¿O no tienen familia y, por lo tanto, no les interesa lo que pasa en las calles del país? ¿Cuánto perdió el país, cuánto las empresas y cuánto las personas en general? La obstrucción de las calles, ¿no va contra el libre tránsito?
Los tribunales, al dar el apoyo a los huelguistas, dejan en clara desventaja al pueblo, que ostenta realmente el poder. ¿Tendremos que salir a las calles a realizar una huelga para que nos dejen trabajar? ¿Dónde está el sentido común de los tribunales para no darse cuenta del mal que han hecho al pueblo y a la economía este tipo de movimientos?
Rafael A. Fallas Garbanzo, Cartago