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Despertar con ganas de tener sexo, evocar el deseo al estar con la pareja o terminar el día con una noche apasionada es más que bueno. Lo negativo de esto es cuándo estas estas tres condiciones se cumplen el mismo día, todos los días. En ese momento se entra en el campo la hipersexualidad.


Un promedio de cinco horas para una película podría ser demasiado, así nos la dividan en dos partes y se nos diga que su director, Lars von Trier, nada tiene que ver con esa bisección. Depende del espectador.


Es hora de cerrar el capítulo y conocer que pasó con Joe y su conflictiva ansia de placer. Desde ayer jueves los cines ticos exhiben la segunda parte de <em>Ninfomanía</em> (2013), polémica producción del cineasta danés Lars von Trier.