En 1971, la plaza josefina que antes permitía a los estudiantes del Liceo de Costa Rica jugar a sus anchas, se convirtió rápidamente en un montazal que, con sus promontorios de tierra, parecía la superficie lunar.
En 1971, la plaza josefina que antes permitía a los estudiantes del Liceo de Costa Rica jugar a sus anchas, se convirtió rápidamente en un montazal que, con sus promontorios de tierra, parecía la superficie lunar.