Un grupo dedicado a la venta de drogas en playa Hermosa y playas del Coco, en Guanacaste, era dirigido por dos hombres recluidos en la cárcel Calle Real, en aquella provincia.
Los 42 privados de libertad seleccionados estaban recluidos en diferentes módulos de ese centro penal y son consid erados como personas "altamente adictas" al alcohol, la marihuana y el crack, según Moraga.
Aseguró que el alto consumo de drogas provocó muchas de las “malas acciones” que cometió en el pasado. Y no solo eso, sino que el crack lo llevó a convertirse en un “indigente” en la cárcel Calle Real, en Liberia, Guanacaste.