Adriana Morera Méndez se graduó como médica en el 2000; sin embargo, para su mala suerte no ganó uno de los cupos para hacer servicio social en algún Ebais, clínica u hospital de la Caja Costarricense de Seguro Social.
Esos campos se rifan y el profesional solamente puede participar una vez.
Luego, Morera empezó a trabajar en una clínica privada en Heredia, propiedad de un médico con quien hizo el internado.
Sin embargo, a los dos meses de laborar ahí no se pudo resistir a una oferta: un amigo la invitó a ser visitadora médica.
“Como estudié Medicina no sabía de eso, porque lo hacen los farmacéuticos. Cuando me propusieron el trabajo puse un montón de excusas para decir que no, pero al final acepte”, expresó.
En esa primera empresa trabajó durante tres años y medio, y luego se cambió a otra compañía, en la que lleva nueve años.
De hecho, en la compañía laboran 40 personas, pero solo Morera es graduada en Medicina.
“A mí me gusta ejercer, me hace falta esa relación médico-paciente porque uno tiene esa vocación, pero uno tiene que estar donde mejor calienta el sol.
”Las oportunidades en el país son limitadas. La ventaja en mi trabajo es que paso estudiando mucho, tengo que estar muy actualizada sobre medicamentos y enfermedades”, añadió.
Esto no significa que esté alejada de los conocimientos que aprendió en la universidad porque en ocasiones atiende a sus familiares, compañeros y amigos.
En su puesto, Morera debe visitar consultorios para mostrarles a los especialistas los nuevos medicamentos y las formas de tratar diversas enfermedades.
También les advierte sobre los pacientes a quienes no les pueden prescribir esas medicinas.
Su trabajo incluye dejarles muestras de esos fármacos.