La próxima semana, Costa Rica tendrá la oportunidad de admirar la lluvia de estrellas fugaces más fiable del año: las gemínidas; un espectáculo visible cada año durante este mes. Los observadores tendrán la gran ventaja de un cielo sin reflejo lunar pues serán en un período de luna nueva.
Esta es la última lluvia de meteoros al final de cada año y la mejor del 2023 para verse desde Costa Rica y la región.
Ocurre cuando la Tierra se topa durante este mes con un chorro de partículas que dejó atrás el asteroide 3200 Faetón y, por la gravedad terrestre, las atrae y por ello caen como una extendida lluvia de meteoros.
Cuando los escombros de ese asteroide entran en contacto con la atmósfera terrestre, el cielo nocturno se llena de destellos que lo atraviesan a 35 kilómetros por segundo antes de desaparecer fugazmente.
Este espectáculo llega a repetirse hasta 120 veces en 60 minutos, explicó Alejandra León-Castellá, directora de la Fundación para el Centro Nacional de la Ciencia y la Tecnología (Cientec).
Esa maraña de partículas tiene un centro más condensado de aerolitos el cual provoca un pico de proyectado para la noche del 13 al 14 de diciembre, con entre 120 y 140 meteoros por hora durante su apogeo.
Además, la fase de Luna este mes se sitúa en la noche del 14 de diciembre, por lo que los observadores tendrán un entorno perfecto que no opacará a las estrellas fugaces durante la velada.
Las Gemínidas viajan a 125.000 kilómetros por hora (más de 40 veces más rápido que una bala) pero es improbable que lleguen a la superficie de la Tierra, pues la gran mayoría se calcina a altitudes entre 72 y 88 kilómetros.
En simple, son juegos pirotécnicos en el espacio, muy seguros.
El nombre de esta lluvia proviene de la región de la que parecen irradiar los meteoros, que en este caso se localiza cerca de la cabeza de castor; uno de los gemelos de la constelación de Géminis que puede servir como punto de referencia en el cielo.
León-Castellá aconsejó prepararse para el apogeo previsto para la 1:31 a. m. del 14 de diciembre.
Procure acostarse mirando al firmamento en un sitio sin contaminación lumínica hasta que sus ojos se adapten a la oscuridad y sea sencillo atisbar las estrellas fugaces.