Venido desde los confines de nuestro sistema solar, el cometa C/2022 E3 (ZTF) fue fotografiado desde Costa Rica luego de casi 50.000 años ausente. Lo captó el fotógrafo y entusiasta de la astronomía Tizoc Suárez Martínez desde Santa Ana, en San José.
Suárez Martínez dijo que este cometa es interesante pues apenas empieza a mostrarse y es posible que fin de mes sea visto casi sin necesidad de equipo. Él tomó la fotografía en la madrugada del 5 de enero.
“Empieza a ser visible aquí en Santa Ana a eso de las 3 a.m., ahí es cuando lo veo más y así sigue hasta las 4:30 a.m. cuando empieza el amanecer”, explicó.
Él explicó que para lograr esas fotografías utiliza un telescopio pequeño y una cámara de astrofotografía la cual es especial para fines de capturar cuerpos celestes. Además, pone su equipamiento sobre una montura ecuatorial: un trípode con un motor giratorio el cual compensa la rotación de la Tierra. De esta forma, logra las imágenes.
“Pero el cometa es visible con binoculares”, aclaró Suárez Martínez quien desde su niñez ha tenido interés en el tema de los astros y hace 5 años incursionó en la astrofotografía.
Este pequeño cuerpo rocoso y helado con un kilómetro de diámetro fue descubierto en marzo del 2022 por el programa Zwicky Transient Facility (ZTF), que opera el telescopio Samuel-Oschin del Observatorio Palomar en California, informó la Administración Nacional de Aeronáutica y el Espacio (NASA).
Desde entonces, el nuevo cometa de periodo largo se ha iluminado considerablemente y ahora está avanzado por la constelación norteña de Corona Borealis y es visible en los cielos antes del amanecer.
Una gran desventaja para observarlo es que el brillo de los cometas es notoriamente impredecible.
Alejandra León-Castellá, directora ejecutiva de de la Fundación Cientec, explicó además que, aunque nos ha visitado antes, este cometa ha sufrido cambios en su trayectoria elíptica y la previsión es que, luego de este paso cerca de la Tierra, el Sol lo impulsará en una órbita parabólica que no le permitirá regresar más.
“Es su último paso por nuestro vecindario”, aclaró León-Castellá.
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El cometa tendrá el perihelio, su máximo acercamiento al Sol, el 12 de enero y, si sobrevive sin desintegrarse a su paso por esa estrella, tendrá el perigeo, máximo acercamiento a la Tierra, entre el 1.° y 2 de febrero.
La mejor ventana de observación será entonces el fin de semana del 21 y 22 de enero y durante la semana siguiente. Durante ese periodo pasará entre las constelaciones de la Osa Menor y la Osa Mayor. Después se podrá ver en el hemisferio sur del planeta.
La divulgadora científica detalló que el cometa está en la constelación de Corona Borealis, en la vecindad de Hércules y Boyero, la cual sale en nuestros cielos después de medianoche.
Según la vocera, se cree que si sobrevive el paso solar y no se desmorona en pedacitos, incluso se podrá ver con binoculares e inclusive a simple vista en cielos muy oscuros.
También la NASA confirmó que el cuerpo celeste puede ser visto a simple vista.