Diego, 31 años; Luis (36), Pablo (23), Ronny (51), Alfonso (55), Gloria (90), Johnatan (23), Adrián (53), Breyner (26)... se necesitarían muros completos para registrar los nombres de las centenares de víctimas mortales, hombres y mujeres, que los accidentes de tránsito dejan cada año.
Los hábitos de manejo de los costarricenses tienen sumido al país en una epidemia de muertes en carretera.
De acuerdo con el índice de progreso social (IPS) 2017, publicado por el Social Progress Imperative (socio del Centro Latinoamericano para la Competitividad y el Desarrollo Sostenible del Incae Business School), para el 2016 y el 2017, los fallecimientos en vías alcanzan las 13,9 personas por cada 100.000 habitantes.
Con esa tasa de mortalidad, el fenómeno alcanza el rango de epidemia, categoría que da la Organización Mundial de la Salud (OMS) a los males que matan a más de 10 personas por cada 100.000 habitantes.
La cifra, además, pone al país en la posición número 56 en la categoría de “Muertes en carretera” del IPS; una posición que mancha el buen desempeño que tuvo en el índice general, en el cual Costa Rica se colocó en el puesto 28 por sus éxitos, por ejemplo, en Nutrición y Cuidados Médicos.
En un informe que analiza los principales resultados, el Incae señala la urgencia de que el país resuelva la epidemia de muertes en carretera.
“En Seguridad personal, Costa Rica debe prestarle atención a la tasa de homicidios, ya que ocupa la posición 105 de 128 países medidos en el ranquin mundial, con 10 muertes por cada 100,000 habitantes. Pero también a las muertes en percances de tráfico, pues la mortalidad es mayor”, advierte el Incae.
El IPS está basado en un rango de indicadores sociales y ambientales que capturan tres dimensiones del progreso social: Necesidades humanas básicas, Fundamentos del bienestar, y Oportunidades.
Sin respuestas
La llamada de atención por los resultados en el tema de inseguridad en vías es compartida por autoridades nacionales, que no encuentran aún los mecanismos para afrontar esa epidemia.
“Más que preocupante, es un tema de emergencia nacional. Yo no sé si realmente hemos tomado conciencia. Se dice que un país tiene los muertos que esté dispuesto a aceptar, y siento que somos muy tolerantes”, reprochó Roy Rojas, director de Proyectos del Consejo de Seguridad Vial (Cosevi).
Hasta el 27 de julio, la cuenta de decesos en el sitio de los percances iba por 261 este año, sin incluir la cifra de personas que fallecen en los hospitales.
La mayoría de muertos iba a bordo de una motocicleta (122). Le siguen quienes viajaban en vehículos y, en tercer lugar, los ciclistas.
En el 2016, el número de víctimas en el sitio llegó a 448, y en el 2015, a 388. A partir de ese año, los accidentes viales se posicionaron como la tercera causa de muerte aquí.
Lo que no siempre se tiene presente es que las consecuencias de los percances van más allá de la pérdida de vidas.
“Cuanto más joven es la gente, la mortalidad es más alta, y es sumamente preocupante, porque la población joven no solo es económicamente productiva, sino que además tiene personas dependientes”, señaló Donald Corella, jefe de Emergencias del Hospital Calderón Guardia.
En un estudio dado a conocer en el 2015, el Programa de Investigación en Desarrollo Urbano y Sostenible (Produs), de la Universidad de Costa Rica, estimó que entre los años 2002 y 2012, los fallecimientos en carretera le restaron al país 22.500 años de tiempo laborado.
Corella explicó que, además, la mayoría de involucrados en accidentes de tránsito sufren un trauma craneoencefálico, y la atención para ese tipo de lesiones es de las más caras que brinda la Caja Costarricense de Seguro Social (CCSS).
La entidad debe asumir el costo de los cuidados una vez que se supera la cobertura máxima (¢6 millones) del Seguro Obligatorio Automotor (SOA) del Instituto Nacional de Seguros (INS).
Durante los primeros seis meses de este año, el SOA pagó ¢26.042 millones en atención médica y pólizas por muerte.
Para el 2016, la Caja identificó 27.446 atenciones asociadas con accidentes de tránsito. En algunos casos, advierten, podría ser que un solo paciente requiriera varias atenciones al ser trasladado de un centro médico a otro por su gravedad.
De ese número de atenciones, según la Caja, en 423 casos, el abordaje necesario superó el monto de la cobertura del SOA, lo que significó para la institución gastos por ¢6.619 millones.
Investigación
De acuerdo con datos de la Policía de Tránsito, viajar con exceso de velocidad es la principal causa de decesos en vías. Las imprudencias, como la invasión de carril, están en segundo lugar.
En la campaña por reducir las muertes en vías, el Cosevi tiene el apoyo de la Escuela de Salud Pública de la Universidad de Costa Rica (UCR).
Mauricio Vargas, director de esa unidad académica, informó de que la Universidad trabaja en varias investigaciones que pretenden caracterizar en profundidad la cultura vial del país para diseñar programas educativos en este ámbito.
“Queremos analizar los factores socioculturales y de seguridad en carreteras para tener claro dónde está el problema y hacer algún planteamiento”, manifestó Vargas.
Roy Rojas, del Cosevi, considera, sin embargo, que todos los esfuerzos serán infructuosos si no se colocan más policías de tránsito en los sitios y horas de percances más frecuentes.
Un estudio técnico del Ministerio de Obras Públicas y Transportes (MOPT) y la Policía de Tránsito reveló que hay un faltante de 1.161 oficiales, lo cual ha debilitado los controles en las calles. El país solo dispone de 763 efectivos para cubrir los más de 5.000 kilómetros de la red vial nacional.
Buena nota en salud
El puesto bajo que obtuvo Costa Rica en “Muertes en carretera” contrasta con la octava posición (de 128 posibles) en el área de Salud y bienestar del IPS.
Según el Incae, destacamos por cuanto hay una baja mortalidad prematura en enfermedades no contagiosas, como cáncer o diabetes.
En cuanto ala medición Nutrición y cuidados médicos básicos, el país registra la menor tasa de muertes causadas por padecimientos infecciosos en América Latina, con 22,25 fallecimientos por cada 100.000 habitantes.
La nota más baja fue en Acceso a la educación superior, en la que se ubicó en el lugar 68. Al país le afectó que las mujeres adultas tienen en promedio 10,98 años de educación, cifra baja en comparación con los 15,7 años de Canadá.