El próximo 6 de febrero, el Tribunal Supremo de Elecciones (TSE) debe garantizar que solo se presenten a las urnas los 3.541.908 costarricenses mayores de 18 años, con cédula de identidad en mano, que se inscribieron en el padrón electoral antes del 6 de octubre del 2021. Quien no aparezca ahí no podrá votar por el próximo presidente de la República.
Pero, ¿qué ocurre con los electores debidamente inscritos que fallecen semanas o días antes de la elección y que estaba incluidos en el padrón? ¿Aparecerán en la lista el primer domingo de febrero? ¿Es posible que otra persona llegue a votar con la cédula del difunto?
Cuatro meses antes de las elecciones, el padrón electoral se cierra y no puede crecer, pero sí disminuir, porque el TSE va borrando a los electores que fallecen. Incluso, suprimirá a quienes fallezcan el mismo 6 de febrero. Para hacerlo, utiliza dos mecanismos: uno en el caso de quienes mueren antes de que las papeletas se envíen a los 82 cantones y al extranjero, y otro para los decesos que ocurren pocos días de que se abran las urnas.
Los decesos ocurridos antes de enviar el material electoral a las juntas receptoras de votos se comunican por medio de telegramas, los cuales se insertan dentro de las tulas en que viajan las papeletas. El día de la elección, a primera hora, los miembros de mesa deben revisar estos comunicados y tachar los nombres que correspondan.
El 60% de las muertes que ocurrieron en los meses previos a las elecciones del 2018 se comunicó de esta forma.
Los fallecimientos acaecidos después del envío de las tulas se notifican por medio de llamadas telefónicas: el Registro Civil se comunica con el asesor electoral asignado al lugar en que estaba empadronado el difunto, y el asesor transmite la información a los miembros de mesa.
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“El sábado o hasta el propio domingo de la elección, nosotros hacemos esos comunicados a las juntas receptoras de votos. Por esa comunicación que tenemos directa con nuestros asesores electorales les avisamos tanto a ellos como a los partidos políticos, que este elector falleció. Esa es la garantía y la pureza que nosotros tenemos en relación con la conformación del padrón”, afirmó Luis Guillermo Chinchilla Mora, oficial mayor del Registro Civil.
De acuerdo con el funcionario, en los días previos a la elección, se les pide a las instituciones hacer cortes cada dos o tres horas de las personas que mueren, para que los avisos se puedan hacer de forma inmediata.
Según las estadísticas del Registro, en el 2018, el Tribunal comunicó de esta forma 794 decesos en los últimos tres días antes de la primera ronda, y 533 en los tres días previos a la segunda.
En total, para las pasadas elecciones presidenciales se suprimieron del padrón 8.278 costarricenses fallecidos entre el 4 de octubre del 2017 y el 4 de febrero del 2018. Un total de 5.317 de esos decesos ocurrió antes de la primera ronda de elecciones, y 2.961 previo a la segunda vuelta.
Chinchilla aseguró que, durante la jornada electoral, podría ocurrir que en las listas de electores que se pegan fuera de las aulas, aparezca el nombre de alguna persona que murió recientemente. Sin embargo, dentro de la junta receptora de votos, los miembros de mesa tienen el padrón actualizado.