La expresidenta Laura Chinchilla Miranda, quien gobernó entre el 2010 y el 2014, dice contar con el apoyo de varios actores, de diferentes países, en su carrera por asumir la presidencia del Banco Interamericano de Desarrollo (BID). Insiste en que su aspiración no es un “salto al vacío” y que tiene una “ventaja comparativa frente a otros candidatos”, pues hace dos años compitió por ese puesto y ya tiene un camino recorrido.
Afirma que aquella vez estuvo muy cerca, luego de “amarrar un apoyo importante”. Sin embargo, todo se derrumbó cuando el entonces presidente de Estados Unidos, Donald Trump, postuló a Mauricio Claver-Carone, quien recientemente fue despedido por sostener una relación íntima con una colaboradora y aumentarle el salario.
Lea a continuación una entrevista de Chinchilla con La Nación, vía telefónica, desde Washington, el domingo 9 de octubre, donde se encuentra buscando apoyos a su candidatura.
De momento, además de la costarricense, solo ha confirmado intenciones de presidir el BID la mexicana Alicia Bárcena, quien hasta hace unos meses era la secretaria ejecutiva de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal) de la ONU y, actualmente, es embajadora de México en Chile.
—¿Cómo recibe el pronunciamiento del presidente Rodrigo Chaves, quien dijo que van a explorar la viabilidad de su candidatura y no darle un apoyo más contundente, como el que usted recibió hace un par de años de parte de Carlos Alvarado, o el que recibió recientemente Alicia Bárcena por parte del presidente mexicano Andrés Manuel López Obrador?
—El hecho de que el presidente Chaves me haya recibido y me haya dedicado prácticamente dos horas para una sesión que fue seria, respetuosa, pero, sobre todo, provechosa, porque se convirtió casi que en una sesión de trabajo, lo interpreto como una señal positiva para mis aspiraciones de avanzar en el proceso de selección para la presidencia del BID.
“Sus declaraciones quizás confunden un poco, pero lo cierto es que usualmente se acostumbra que haya una fase en la que se presentan nombres y quienes están aspirando aprovechen para posicionarse, presentar sus ideas, contactar sectores y actores relevantes, para finalmente decidir sobre la inscripción de la candidatura y cuándo se hace.
“(...) Si el presidente hace algunas de las llamadas que va a hacer, va a hablar de la intención de Costa Rica de presentar mi nombre. Entonces, es quizás un tema de terminología, incluso así lo llamaba la primera vez que presenté mi nombre hace dos años.
“Siempre dijimos que estábamos en una etapa de exploración del nombre y eso le permite a uno, a lo largo del proceso, ir sumando, haciendo las matemáticas del voto, que es lo que más cuenta, para llegado el momento decidir si se inscribe o no la candidatura. Es una decisión basada en esas exploraciones.
“Para mí, las manifestaciones del presidente y el hecho de que haya salido conmigo a dar esas declaraciones son positivas y demuestran que sí hay un interés de la Presidencia de avanzar en el proceso”.
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—¿Sí hay un compromiso del presidente y su equipo de apoyarla?
—Acordamos algunas cosas que vamos a hacer. El presidente quiere hacer algunas llamadas a algunos actores que él considera relevantes y yo coincido en que son relevantes.
“En mi caso, me encuentro en Washington y con el apoyo de personal de la embajada vamos a lograr hacer varios contactos que me permitan reunirme también con actores claves, no solo del Gobierno de Estados Unidos, sino también aprovechando que los ministros de Finanzas de todo el mundo se encuentran aquí reunidos por las reuniones anuales del Banco Mundial y Fondo Monetario Internacional (FMI). Esos ministros, algunos de ellos, también son gobernadores ante el BID.
“Todo eso que voy a hacer, va ser gracias al apoyo de la embajada de Costa Rica en Washington y esperaría que en algunas de estas reuniones pueda estar presente el ministro de Hacienda, don Nogui Acosta”.
—¿A cuáles actores relevantes estaría llamando el presidente Chaves? ¿Otros presidentes?
—Sí, fundamentalmente a mandatarios, pero también podría ser a uno que otro funcionario importante, principalmente del Tesoro de los Estados Unidos. No serán muchas, pero sí serán llamadas que pueden ser claves.
—En este momento, ¿cuán viable es su candidatura? ¿Cómo van esas sumas y restas?
—Si bien todavía los votos no se pueden contar, yo aquí no estoy dando un salto al vacío, no le estoy pidiendo al Gobierno de Costa Rica que demos un salto al vacío.
“Estas primeras exploraciones ya se están dando con mayor firmeza, fundamentadas en haber hecho una campaña dos años atrás, en la que prácticamente contactamos con el 100% de los países representados ante el BID.
“En aquella oportunidad, logré conseguir un nivel de exposición y de conocimiento ante los gobernadores del BID. Ahora que se reabre el proceso de elección, pues claro que arranco con una especie de ventaja comparativa frente a otros candidatos, es decir, es como si nos hubiésemos adelantado al proceso de competencia, salimos un poquitín antes. Por supuesto que todavía hay que esperar a ver quiénes se van a terminar de presentar, para ver si esa ventaja relativa se acrecienta o se cierra.
“La prensa internacional fue muy elocuente a la hora de destacar quiénes eran las figuras que lucían como favoritas y esa fue otra señal importante para movernos hacia adelante”.
—Siempre fueron usted, doña Alicia Bárcena y doña Michelle Bachelet…
—Un factor que ayuda y yo celebro, es que el nombre de las mujeres de nuestro hemisferio haya agarrado fuerza y que debería ser ya el turno de una mujer y, sin lugar a duda, existen en la región mujeres con las condiciones para asumir la presidencia del BID.
—Usted dice que esta candidatura no es un salto al vacío, ¿ha recibido apoyos de otros gobiernos?
—Más que de gobiernos, lo que he recibido es la oferta de apoyo para ayudarme en la campaña de mucha gente que tiene acceso a gobiernos, a funcionarios, porque son personas de distintos lugares de la región y, entonces, eso yo lo he agradecido muchísimo. De hecho, llego aquí, a Washington, con algo de la agenda adelantada.
—Ayer circuló una misiva firmada, mayoritariamente, por figuras del PLN donde usted militó hasta hace pocos meses, pero también hay figuras del PAC, del PUSC y de otros ámbitos sin una afiliación partidaria. ¿Cómo no politizar esta candidatura suya?
—No sabía que se estaban recolectando firmas y a mí me ha conmovido y les agradezco inmensamente. Siento que es algo que no solo me ayuda a mí, sino que es un apoyo que está trascendiendo partidos políticos.
“Es un hecho que enaltece a Costa Rica, porque no siempre los candidatos que se postulan para estas posiciones logran unir a tantos sectores alrededor de su candidatura. (...) Es la segunda vez que Costa Rica me muestra tales niveles de desprendimiento y yo no tengo más que agradecimiento.
“Creo que esto le responde adecuadamente al presidente en su preocupación —claramente manifestada durante la conferencia de prensa—, que él no quería que esto se politizara, cosa que yo comparto. Esta carta es la mejor respuesta que el presidente puede recibir, en el sentido de que no es una candidatura con un sello partidista, sino con sello nacional”.
—¿En qué momento usted decide postularse a la Presidencial del BID?
—En el 2019 y creo que no cometo ninguna infidencia al decirlo, fue precisamente derivada de una conversión con doña Rocío Aguilar, quien entonces era la ministra de Hacienda, una mujer a quien siempre he respetado (...).
“Inicialmente, yo no estuve muy abierta, tenía situaciones personales, pasó el tiempo, volví a hablar con Rocío Aguilar, hablé con el presidente (Carlos Alvarado) y decidimos ir adelante”.
—¿Cuán cerca estuvo esa vez?
—Llegamos muy lejos, yo prácticamente me quedé sola en el proceso y ya, cuando íbamos a amarrar un apoyo importante, a hacer el anuncio, sucedió de manera intempestiva la aparición de un candidato de Donald Trump (entonces presidente de Estados Unidos), rompiendo 60 años de tradición. ¿Quién compite contra un país que tiene el 30% de las acciones? Solo le falta un 21% más de acciones para ganar la elección.
“El que yo me hubiese quedado en la contienda era más bien exponer al país a la ridiculez. Entonces, con mucha dignidad explicamos las razones del por qué nos tuvimos que retirar, pero el desbalance no podía ser más visible”.
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—¿Por qué Laura Chinchilla tiene que ser presidenta del BID?
—Hay muchos factores, pero yo lo resumo en tres grandes razones (...). Muchas veces se cree que tienen que ser banqueros quienes estén al frente de esta institución. Los expertos en finanzas, los técnicos —y muy buenos—, abundan en esta institución. Aquí lo que se requiere, hoy más que nunca, es poder tener una visión estratégica de hacia dónde debe avanzar América Latina frente a las desafiantes y angustiantes circunstancias en las que se encuentra.
“América Latina quizás está pasando uno de los peores momentos de su historia. Entonces, es la coyuntura ideal para poder traer al banco a una persona con una visión más amplia, más integral, más diversa, no estrictamente técnica, sobre los problemas del desarrollo.
“El segundo factor es que el banco va a requerir, también por las condiciones de polarización en las que se encuentra nuestra región, y muy particularmente Estados Unidos, a una persona con habilidades políticas, es decir, que sea capaz de navegar en aguas diversas, de conjuntar las partes, de convencer de que a la institución hay que fortalecerla en muchos sentidos, entre ellos, en un mayor aporte de capital.
“Un perfil que divida ideológicamente le haría mucho daño al BID en este momento y yo creo que tengo las condiciones para generar esos acuerdos, esos consensos que van a ser necesarios, tanto en América Latina como al interior de Estados Unidos.
“Finalmente, la institución va a requerir un gran compromiso con la integridad, después del daño que ha experimentado. Habrá que llegar comprometiéndose con una serie de medidas de ordenamiento interno para dar más transparencia y garantizar más integridad”.
—¿Hacia dónde debe avanzar América Latina?
—Hay que emprender un esfuerzo de movilización impresionante de recursos para poder ayudar a los países a sacar adelante las tareas más inmediatas de recuperación del crecimiento y dinamismo económico; hay que atender a los sectores más golpeados e incentivar la prestación de instrumentos que permitan a las empresas tomar dinamismo en la generación de empleo.
“Al mismo tiempo que lanzamos las políticas más inmediatas, de corto plazo, debemos retomar las tareas pendientes, las que América Latina nunca ha hecho. Esa gran agenda pendiente, que tiene que ver con los problemas estructurales ligados a bajos niveles de productividad, altos de niveles de informalidad en el mercado laboral, altísimos niveles de desigualdad y problemas más ligados a su resiliencia frente al cambio climático.
“La tarea es grande y todo esto tiene que producirse no de la forma en que hemos venido trabajando, que es una América Latina donde las naciones están ensimismadas haciendo cada una su propia tarea, sino una América Latina que entienda que podemos hacer más, ser más efectivos en las tareas si podemos emprenderlas de manera conjunta, es decir, tenemos que abogar por un regionalismo mucho más pragmático, mucho más efectivo y que pueda permitirles a las naciones avanzar”.
—¿Para Centroamérica y Costa Rica qué significa que una costarricense llegue a la Presidencia del BID?
—El que por primera vez el BID lleve a su máxima posición a una persona proveniente de un país pequeño, y no de las grandes economías, va a permitir que ese presidente entienda mejor los desafíos que tienen esos países y con toda la claridad establezca como una de sus prioridades el apoyo a las naciones más vulnerables del hemisferio, que insisto son las naciones centroamericanas y las naciones insulares del Caribe.
—¿Cuáles son sus ventajas competitivas?
—Experiencia política, experiencia con políticas públicas, que son complementarias e importantes (...). Mi experiencia no se resume en Costa Rica, yo tengo una larga trayectoria en América Latina en tema de estado de Derecho e institucionales. El poder entender la complejidad de los sectores públicos, la diversidad del sector privado, el dinamismo de las sociedades civiles, todo ese conocimiento volcado a la práctica, no de manera academia, no desde una institución de investigación, sino que he hecho política pública.
“Siento que eso me da una gran fortaleza y algo que es mucho más importante. Lo he hecho desde más de un solo sector, no es que yo solo trabajé en el sector de la banca, de las finanzas públicas, de la educación, sino que he conocido la diversidad de las instituciones que hacen parte de los gobiernos. Esa visión integral de la agenda pública hace la gran diferencia”.
—¿Cuáles reformas promovería a lo interno del BID?
—Hay espacio para garantizar que haya mayor fiscalización, mayor medición sobre la eficacia de los proyectos que se implementan y para que haya también, en el proceso de diseño y ejecución de proyectos, una mayor movilización de actores diversos que participen, para poder tomar el criterio y evitar que muchas veces se tomen las decisiones a espaldas de los usuarios.
“Hay que movilizar al sector privado, promover las alianzas público-privadas. Y luego habrá que hacer mucho más eficaz, mucho más clara la institución. Hay revisar duplicidades, por ejemplo”.