Un auditorio lleno de simpatizantes recibió al presidente de Bolivia, Evo Morales, en la Universidad de Costa Rica anoche, para escuchar la historia de cómo la izquierda se apropió del poder en el país suramericano.
“¡Mar para Bolivia!, ¡mar para Bolivia!” fue la consigna que recibió a Morales, 90 minutos después de la hora prevista.
Enfundado en su saco negro tradicional y acompañado por un militar de las Fuerzas Armadas Bolivianas inmóvil durante toda la alocución del mandatario, Morales contó sus años de sindicalista y cómo rechazó las primeras candidaturas que le ofrecieron de la izquierda.
“Rechacé la candidatura presidencial, me ofrecieron la de diputado y también la rechacé. Al principio yo no creía que el movimiento político iba a avanzar”, aseguró el boliviano.
Para Morales, ser político era entrar en una clase llena de delincuentes y farsantes.
Según él, primer presidente de etnia indígena en llegar al poder en Bolivia, era mejor ser un impulsor del cambio a hacer política. “La verdadera política es la ciencia de servir al pueblo”, dijo y el auditorio se llenó de gritos y aplausos.
Entre el público había autoridades universitarias, estudiantes, simpatizantes de la izquierda ajenos a la academia y, también, diputados de las fracciones del Partido Acción Ciudadana (PAC) y del Frente Amplio (FA).
Apoyo de Fidel. Morales muchas veces se refirió a él mismo en tercera persona, desde un podio de madera del auditorio de Derecho de la UCR, siempre acompañado por el impasible militar.
Así, se refirió al sindicalista invitado a Cuba por el expresidente Fidel Castro, para una cita en la que él no sabía que estarían el venezolano Hugo Chávez y el nicaragüense Daniel Ortega.
La primera propuesta que ahí escuchó le pareció una locura. “Aunque conste que solo fue un pensamiento, nunca los he tratado de locos”, aseguró.
Castro, Chávez y Ortega no solo lo apoyaron para llegar al poder, sino que le plantearon un programa de operaciones de la vista para beneficiar a 100.000 latinoamericanos, que para él era casi imposible.
“Hoy ese programa de operaciones ha beneficiado a más de 600.000 bolivianos”, contó Morales y el auditorio estalló de nuevo en vítores hacia el presidente.
Eje de su discurso fue la nacionalización de los hidrocarburos y de los servicios públicos, contra la que se oponían los anteriores gobiernos y las medidas económicas que antes tenían que pasar por el visto bueno del Fondo Monetario Internacional (FMI).
Morales contó que en el pasado las empresas se beneficiaban en un 82% de la explotación de hidrocarburos y solo dejaban un 18% al pueblo boliviano.
“Hoy esa relación es un 85% para el pueblo y un 15% para las empresas, que tienen ganancias y no se van del país”, expuso.
La legisladora del FA Patricia Mora se dijo emocionada por el proceso boliviano, al igual que la diputada del PAC Emilia Molina, quien destacó el proceso boliviano como “ejemplo por seguir” para Costa Rica.