
A pocas horas de que un grupo de diputados viaje a Managua, pagados en parte por la Asamblea Nacional nicaragüense que controla el FSLN, aumentan las advertencias sobre la inconveniencia de la visita.
El canciller Manuel González insistió en el peligro político que el viaje representa para las posturas que Costa Rica ha tenido que tomar ante los conflictos con el gobierno sandinista: "Puedo esperar, sin especular más de la cuenta, que será un elemento que utilizarán los parlamentarios nicaragüenses para decir que en Costa Rica es el Poder Ejecutivo el que no quiere tener mejores relaciones, y con el Poder Legislativo somos hermaniticos centroamericanos. Eso no le conviene al país".
Reconociendo que la Cancillería respeta la división de poderes y que no puede dar instrucciones a los congresistas, la cabeza de la diplomacia ahondó en su preocupación. "En vez de quedar como un país unido frente a una lucha nacional, de unidad nacional, frente a un litigio internacional con ese país, donde debemos estar todos agarrados de la mano, estamos separados", afirmó González.
Aparte de la invasión nicaragüense a isla Calero, que se resolvió a favor de Costa Rica en la Corte Internacional de Justicia, San José todavía mantiene otro litigio con Managua por la fijación de los límites marítimos.
Aunado a ello, embarcaciones del Ejército de Nicaragua han acosado a lanchas pesqueras costarricenses en bahía Salinas y el gobierno de Daniel Ortega ha reclamado una copropiedad de la isla Bolaños, en esa zona, lo que la Casa Amarilla rechaza rotundamente.
El viaje lo organizó el diputado libertario José Alberto Alfaro y se efectuará de este viernes 18 al domingo 20. Asistirían los liberacionistas Michael Arce, Aracelly Segura, Olivier Jiménez y Danny Hayling; los oficialistas Laura Garro, Emilia Molina, Javier Cambronero y Marvin Atencio; el libertario Alfaro; los frenteamplistas Jorge Arguedas y José Ramírez; y la independiente Carmen Quesada.
Aunque los verdiblancos Juan Luis Jiménez Succar y Paulina Ramírez también estaban en la lista de los viajeros, finalmente se salieron a última hora, por motivos personales.
"No le puedo decir y no cometería el irrespeto de decirle a nuestros diputados lo que deben hacer o no.
Ahora, desde el punto de vista de lo que a mí me corresponde, por ser precisamente un tema que involucra a otro país, y además a un país muy especial en virtud de las relaciones que tenemos y los problemas que hemos tenido y que se mantienen, no es un viaje que nos venga a traer nada bueno. Es inconveniente, no es necesario", continuó el canciller.
"Se puede prestar para muchos malos entendidos. Si bien ellos no van en representación del Gobierno de Costa Rica, sino en su condición de diputados, lo cierto del caso es que tienen un nivel de oficialidad y cualquier cosa que digan o hagan se toma como una posición del Gobierno de Costa Rica".
"Pero además, tal vez hasta lo más inadecuado, es que ha quedado en evidencia pública una cierta división entre el Poder Ejecutivo y el Poder Legislativo, con algunas manifestaciones que se han dicho, que son innecesarias, de que la Cancillería no tiene porqué venir a decirles lo que tienen que hacer. La Cancillería nunca ha dicho lo que tienen que hacer, pero sí por lo menos nos hubieran consultado nuestra opinión, como una cuestión de consideración", sostuvo el canciller.
Los diputados viajarán a pesar de que la propia Asamblea costarricense aprobó, por mayoría, una moción de censura contra la destitución de 28 diputados opositores en Nicaragua, por considerar que fue un acto de Ortega para asegurar el poder.
Tres de esos diputados cesados, incluso, enviaron una carta al embajador de Costa Rica en Managua, Eduardo Trejos, para decirles a los legisladores costarricenses que no caigan en el juego de Daniel Ortega, según reportó el diario nicaragüense La Prensa.
Por su parte, el presidente Luis Guillermo Solís afirmó este jueves: "Preferiríamos que quede perfectamente claro que la política exterior del país no puede ser discutida en estos marcos, que es responsabilidad del Poder Ejecutivo, pero que los diputados pueden establecer esos vínculos transnacionales parlamentarios de acuerdo a lo que procede".
Consultado sobre la participación de diputados del partido de gobierno, el mandatario insistió en que no es conveniente "porque puede dar pie a confusiones en temas que son muy sensibles como el tema fronterizo, o que se suscriban documentos que puedan traer consecuencias ulteriores, no porque tengan incidencia directa ni sean de obligatorio acatamiento para el Gobierno de Costa Rica, sino porque pueden generar confusión en la gente, incluidos nuestros socios internacionales”.
A su vez, la propia jefa de fracción del PLN, Maureen Clarke, instó a los diputados liberacionistas incluidos en la gira a que desistan de participar.
La respuesta del organizador de la gira, el libertario José Alberto Alfaro, atacó las opiniones del presidente Solís y del canciller González bajo el argumento de que deben acatar la independencia de poderes y arguyó que la cita solo es de relaciones parlamentarias, no diplomáticas, a pesar de que se trata evidentemente de una visita oficial.
"Es que el presidente tiene que saber que hay una división de poderes, él hace su trabajo y nosotros el nuestro. El trabajo de ellos es político, es diplomático. Si a mí el canciller me dice qué tengo que hacer, por favor, eso es una intromisión en la división de poderes. Está muy mal hecho de parte del señor canciller decirme a mí que no puedo ir a reunirme con los parlamentarios de Nicaragua.", alegó el libertario.
Según Alfaro, la agenda que los reunirá en Managua con legisladores sandinistas es de amistad y fraternidad y "puede provocar buenas relaciones parlamentarias con un país que es vecino y deberíamos de tenerlas".
Ante los medios, el libertario rechazó decir si los 13 viajeros ignoran los conflictos que Nicaragua ha mantenido con Costa Rica y prácticamente aseguró que el momento en que aprobaron una censura contra Daniel Ortega, por promover la destitución de 28 parlamentarios opositores, ya pasó.
Alfaro fue uno de los que votó a favor de esa censura, que le facilitó mucho más el camino electoral para la reelección al mandatario nicaragüense. Insidió, además, en diferencia entre relaciones diplomáticas y relaciones parlamentarias.
"Q ue él (el canciller) vaya a hacer relaciones diplomáticas y nosotros vamos a hacer relaciones parlamentarias, es lo que vamos a hacer a Nicaragua", enfatizó José Alberto Alfaro.
El liberacionista Danny Hayling, presidente de la Comisión de Relaciones Internacionales del Congreso, difiere de su jefa de fracción, Maureen Clarke, y de otras legisladoras, pues alabó esta gira como una posibilidad de dar el primer acercamiento entre ambos países.
"Parte de la visita es ver la situación que se vive a lo interno de la Asamblea de Nicaragua, para ver el ambiente. (...) Somos gente adulta, cada diputado tiene su propio discernimiento", manifestó Hayling.
"Tenemos que partir de algún momento, sea como sea nosotros somos el Primer Poder de la República. Lo más natural es que sea la Cancillería la que tome cartas en el asunto de las relaciones entre ambos países. Les queda un año y medio y no hemos tenido un acercamiento provechoso", apuntó el liberacionista.