Un grupo de 86 hombres, entre los que destacan figuras como el escritor costarricense Quince Duncan, el abogado constitucionalista Rubén Hernández Valle, el exembajador Vladimir de la Cruz, diversos exdiputados y exministros, así como otras figuras sobresalientes, solicitaron a los diputados nombrar a una mujer para el cargo vacante en la Sala IV.
Los firmantes se sumaron a las peticiones que vienen realizando desde semanas atrás grupos civiles, políticos y feministas, con el fin de que una de las mujeres que participan por el puesto se convierta en magistrada y se busque una mayor equidad dentro del tribunal de la Sala Constitucional, la cual solamente cuenta con una magistrada y cinco magistrados.
“Ustedes, como tomadoras y tomadores de decisiones desde el Primer Poder de la República, tienen en sus manos la oportunidad histórica de preservar y acrecentar un logro fundamental que tomó más de un siglo en concretarse: la presencia de mujeres magistradas del Poder Judicial”, indica la misiva.
“Por muchas razones es lógico y necesario que el nombramiento recaiga en una mujer. No se trata simplemente de llenar una cuota de poder. Es esencial preservar la perspectiva femenina –que es la de la mitad de la población– en los cuerpos colegiados de toma de decisiones. Debemos, incluso, aspirar a un mejor balance en futuros nombramientos. En este caso se estaría sustituyendo a una de las únicas 2 mujeres, de los 7 miembros que componen la Sala. De no hacerse así, la representación femenina quedaría reducida a 1 sola magistrada”, agrega el escrito.
En marzo de este año, la Comisión de Nombramientos de la Asamblea Legislativa recomendó seis candidatos para sustituir a Hernández. Se trata de tres mujeres y tres hombres y estas fueron sus calificaciones: Ingrid Hess (93,7), Huberth Fernández (91,8), Vilma Sánchez (85,9), Ronald Salazar (84,4), Ileana Sánchez (83,5) y Norberto Garay (79,3).
En el caso de Ingrid Hess, la mejor evaluada de la terna llevada a los diputados, los firmantes recordaron su desempeño.
Si los legisladores nombran a un hombre, la Sala IV quedaría integrada con seis hombres y solo una mujer, la magistrada propietaria Anamari Garro.
La carta también está firmada por Rodrigo Cubero Brealey, el expresidente del Banco Central de Costa Rica (BCCR); Marco Vargas Díaz, exministro de la presidencia; Leonardo Garnier, exministro de Educación; Henning Jensen, ex rector de la Universidad de Costa Rica y Francisco Antonio Pacheco, exdiputado y exministro de Educación.
“Diversos convenios y declaraciones internacionales reconocen la importancia del empoderamiento femenino en las vertientes cultural, cívica, y de toma de decisiones de política pública, así como en la equidad de los resultados que generan las políticas públicas –lo que incluye las sentencias judiciales–. Esto depende en gran parte de eliminar los desbalances derivados de cuatro elementos clave, medidos por el Índice de Igualdad de Género: participación en política, participación en la fuerza laboral, educación, y legislación y políticas de Estado.
“Múltiples estudios demuestran que la participación femenina en los tribunales de justicia ha contribuido significativamente a crear confianza en la justicia. Con su sola presencia, las juezas elevan la legitimidad de los tribunales y envían un fuerte mensaje de apertura y accesibilidad de la justicia”, explica la carta.
“Lograr la elección casi totalmente equitativa en la Asamblea Legislativa ha tomado muchos años de lucha para romper paradigmas hondamente enraizados en la sociedad costarricense. Ahora, esa Asamblea Legislativa paritaria tiene la responsabilidad de que la silla vacante en la Sala Constitucional la ocupe otra mujer. Lograrlo depende directamente de ustedes. Está en sus manos”, manifiesta el documento.
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