Iba con una sonrisa de oreja a oreja. André realmente estaba feliz en su primer día de clases en el nivel Interactivo en la Escuela José Joaquín Peralta, en Sabana Grande de El Guarco, Cartago.
El niño de cuatro años llegó de la mano de su mamá, Fernanda Esquivel, quien se ha esforzado por darle todo el apoyo posible al niño, a quien le diagnosticaron trastorno del espectro autista, más conocido como autismo, cuando tenía dos años y ocho meses.
“Él es un niño no verbal, solamente dice dos palabras: “no” y “mamá”. Sin embargo es superinteligente, él comprende todo, también es muy analítico, y usa lenguaje corporal para darse a entender. La parte del lenguaje es algo en lo que seguimos trabajando y apoyando, ya que es parte de su condición”, contó doña Fernanda.
Desde el momento del diagnóstico, el menor recibe terapia de lenguaje y terapia ocupacional, pagadas por su familia. Durante dos años, además, asistió al Centro Educativo Carlos Sáez Herrera, en el programa de estimulación temprana y luego en materno.
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“Es una gran institución para ellos (la Carlos Sáenz). André avanzó mucho con ayuda de sus maestras, la niña Laura y la niña Stephanie”, afirmó con agradecimiento la madre.
Doña Fernanda dijo estar muy contenta con el regreso a clases, porque su hijo “adora ir al kínder, aprender cosas nuevas, participar, ayudar a las maestras. Él es feliz en clase”.
Eso sí, tienen que planearlo todo con cuidado. Por eso, antes del traslado de centro educativo, tuvieron una reunión funcionarios de la anterior y la nueva escuela, el Departamento de Educación Especial de la Regional del MEP de Cartago y la madre.
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“Ya en meses anteriores ellas (las nuevas maestras) lo invitaron a visitar la escuela para que él las conociera y conociera su nuevo centro educativo. Tengo excelentes referencias por parte de otros padres de familia”, expresó con satisfacción.
La diferencia entre un Centro de Educación Especial del MEP y una institución regular es que los primeros cuentan con apoyos educativos permanentes para el estudiantado con discapacidad, los cuales no pueden ser ofrecidos en todas las escuelas del país.
¿Tiene temor a que le hagan bullying a André?
La madre recordó que los valores, el respeto y la inclusión comienzan en cada hogar y que son los padres o encargados quienes deben educar a los pequeños sobre la empatía, el apoyo y la comprensión ante las diferencias.
“Enseñar que no se debe excluir a nadie por ser distinto, explicar que las burlas duelen, se debe ser más comprensivo y formar personas justas. André llevará a sus compañeritos un pequeño detalle y una tarjeta para los padres, donde explica un poco sobre su condición, su dificultad para comunicarse, su hipersensibilidad a las luces y sonidos fuertes, etc.”, adelantó.
‘Buenos y exigentes’
André y su mamá no son los únicos con grandes expectativas para este curso lectivo. Cristofer Joel Arrieta Zúñiga ingresó a octavo año en el Liceo Braulio Carrillo Colina, en Oreamuno de Cartago. Iba muy entusiasmado.
“Espero que en este curso lectivo tenga la oportunidad de tener buenos profesores y exigentes, para que saquen lo mejor de mí como estudiante y que sea un curso lectivo provechoso y bien dinámico. Mi materia favorita es Matemáticas, aunque considero que todas deberían de ser mis materias favoritas”, expresó el muchacho.
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Según dice, le emociona ver cuál grupo le corresponde y cuáles serán sus profesores.
“Como expectativa, espero que la nueva ministra de Educación se enfoque más en una educación mentalizada, junto con los profesores, a formar estudiantes buenos, que sean todos profesionales y se disminuya la deserción estudiantil”, afirmó.
A pesar de que está en los primeros niveles de secundaria, ya pensó en que quiere estudiar Criminología, aunque tiene claro en que su elección podría cambiar en el futuro.
Cristofer relató con orgullo que también le gusta escribir. En la escuela, participó en varias ocasiones en el concurso “Mi Cuento Fantástico”, pero como eso es solo a nivel de primaria, ahora piensa participar en los Festivales de Artes del colegio.
Desde antes de las 5 a. m.
También la pequeña Nayla Marrero, de 4 años y 7 meses, estaba entusiasmada con las clases. Se levantó desde las 4:40 a. m. para alistarse, pues comenzaba Materno en la Escuela Carlos Monge Alfaro, en Ochomogo.
“Ha estado muy contenta por ingresar ya que siempre ha querido ir a la escuela y ha estado muy ansiosa. Desde diciembre empezamos a prepararnos, mi esposo y yo, con la entrada a clases, ya que tenemos al mayor, Deyber, que ingresó a tercer grado, entonces el gasto sería doble y mejor ir haciendo las compras con tiempo y poco a poco”, contó Nazly Arce, su mamá.
Pese al esfuerzo, la madre y su esposo, Jorge Marrero, creen firmemente e que sus hijos aprendan para salir adelante en el futuro.
Para llegar temprano a la escuela con ambos niños, se empezaron a alistar a las 5 a. m. ya que ellos viven en CoopeRosales, casi a la salida de Llano Grande, y debían salir con tiempo por los arreglos de ampliación que se están realizando en Taras y La Lima. Salieron de su casa a las 6:10 a. m. y llegaron a la escuela a las 6:50 a. m.