
Una exalumna del Colegio Calasanz denunció que ese centro educativo privado habría encubierto actos de violencia sexual en su contra, cometidos por dos compañeros de generación, en 2016, cuando cursaba décimo año.
La joven de apellidos Cruz Carrillo relató esos hechos este miércoles a través de sus redes sociales, luego de que trascendieran fotografías de carteles, presuntamente colgados en el baño de mujeres de ese mismo colegio, que narraban actos similares.
En conversación con La Nación, la joven de 21 años afirmó que ella y su familia fueron presionados y manipulados por el entonces director de la institución, un sacerdote de nacionalidad dominicana, así como por las psicólogas, para que no presentara una denuncia penal en contra de los dos estudiantes.
La exalumna evitó entrar en detalles del episodio de violencia sexual sufrido, pero aportó a este medio de comunicación cartas que intercambiaron sus padres con el colegio, ese mismo año, cuando se enteraron de la agresión en su contra.
El encubrimiento por parte del colegio, según Cruz Carrillo, comenzó cuando amenazó a uno de sus compañeros con presentar una denuncia. Desde ese momento, cuenta la joven, el Departamento de Psicología intervino.
“Me llevaron a la oficina donde él estaba. La psicóloga nos dice que conversemos, que contemos lo que pasó. Yo estaba temblando, superenojada, estaba furiosa porque tenía a mi agresor en frente.
“En ese momento dije que lo que había hecho mi compañero era enfermo. Lo que hizo la psicóloga fue regañarme, me dijo que no lo tachara de enfermo porque eso era muy fuerte. Lo estaba poniendo a él como la víctima y solo hizo que me pidiera perdón”, afirmó la joven.
La mañana de este miércoles, La Nación se puso en contacto con el colegio ubicado en San Pedro de Montes de Oca, San José, para conocer su posición sobre este tema.
La secretaria indicó que como el actual director no podía atender las consultas en ese momento, apuntaría el número de teléfono para devolver la llamada. Además entregó un correo electrónico para hacer llegar las preguntas.
No hubo ni llamadas ni respuestas por escrito.
Preocupación por denuncia
Al verse sin apoyo frente a ese episodio de violencia sexual, Cruz contó los hechos a su madre, quien de inmediato solicitó una reunión a las autoridades del colegio.
“Estaba muy molesta porque la psicóloga nos pusiera a dialogar entre nosotros, porque en ninguna cabeza puede ser buena idea que pongan a una víctima de agresión a hablar con su agresor, cara a cara.
“Mi mamá consultó que si había actas de la reunión, la psicóloga dijo que había apuntado pero que no había firmas de nada, que no nos había puesto a firmar las actas”, dijo Cruz.
En esa reunión, aseguró la ahora universitaria, comenzaron a valorar la posibilidad de interponer una denuncia en contra de sus dos compañeros.
“Después de esa reunión, el padre director del colegio estuvo llamando a mi mamá en un espacio de 15 días para preguntarle si iba a poner la denuncia. Fue casi acoso que estuviera llamando a mi mamá para saber si íbamos a denunciar o no”.
Según la joven, desde que sus otros compañeros de clases se dieron cuenta de lo sucedido, fue excluida, además de sujeto de burlas y mensajes ofensivos.
Cruz aseguró que hubo una última reunión que ella y sus padres aún no pueden olvidar. Esta vez, además de sus encargados, asistieron el sacerdote director y las dos psicólogas del colegio.
“Nos dijeron que si procedíamos con la denuncia, ellos no aportarían evidencias. En esa misma reunión el padre director recomendó no seguir con la denuncia. Sus palabras exactas fueron: ‘como dice el dicho dominicano, la mierda entre más se revuelve más huele’. Así exactamente con esas palabras”.
En cartas que los padres de la joven de 21 años intercambiaron con el colegio, también se recoge dicha expresión, supuestamente dicha por el sacerdote.
Presión de psicólogas
Cruz aseguró que los supuestos intentos del colegio por encubrir los actos de violencia sexual no terminaron ahí, pues contó que posteriormente fue llamada por las psicólogas, pese a que sus padres habían prohibido conversar con la menor sin su presencia.
“En la oficina del director, con las dos psicólogas, me dijeron que se había hablado del tema de la denuncia con mis papás y básicamente la reunión consistió en manipularme, en decirme que yo era muy buena alumna, muy buena estudiante, muy buena persona, que tenía un corazón muy grande y que yo podía simplemente perdonar a mis compañeros.
Cruz aseguró que ella y su familia cedieron a la presión. “Fue tanta la manipulación, fue tanta la violencia que recibí luego de mis compañeros, fue tan abrumadora esa situación, que decidimos no proceder con la denuncia legal”, afirmó la joven.

Aún agobiada por el caso, por el cual requirió ayuda psicológica posterior, Cruz Carrillo contó algunos de esos detalles en sus redes sociales luego de enterarse que, aparentemente, alumnas actuales de ese centro educativo, colgaron carteles con denuncias similares, en ocasión de la conmemoración del Día Internacional de la Mujer, el pasado 8 de marzo.
“No quiero que solamente sirva como una denuncia y ya, sino para que los centros educativos recuerden cuál es el papel que tienen cumplir.
“Ellos tienen que proteger a menores de edad que están bajo su tutela, tienen que garantizar espacios seguros que nosotras ya no pudimos tener, pero que esa protección y amparo que nosotras no tuvimos, que lo tengan otros estudiantes.
“Los centros educativos deben tener protocolos para atender la violencia sexual, porque esto es lo más común que ocurre. Los colegios deben empezar a formar sobre responsabilidad, equidad de género, violencia sexual y consentimiento, que eso es algo que nunca en el colegio nos enseñaron y fácil fácil el tema del consentimiento es el peor de los problemas”, concluyó la joven.
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En junio del 2020, alumnas y exalumnas del Colegio Claretiano también denunciaron supuestos abusos sexuales registrados en el centro educativo, ubicado en Heredia.
En aquel momento, el Ministerio de Educación Pública anunció la apertura de una investigación, sin que a la fecha se conozcan los resultados.