Roma. EFE. Italia se vio ayer inmersa en la polémica generada en torno a la actitud que mantuvieron los equipos de rescate tras el naufragio el jueves de un barco de inmigrantes frente a la isla de Lampedusa y la aplicación, a partir de ahora, de la dura legislación migratoria.
El mal tiempo, con fuertes vientos y que dejó un complicado estado del mar, hizo que los buzos de la Guardia Costera italiana tampoco pudieran sumergirse ayer para intentar recuperar los cuerpos de algunos de los aún más de 200 desaparecidos que se cree pudieron fallecer en el naufragio.
A la espera de una posible mejoría de las condiciones para hoy que pueda permitir encontrar nuevos cadáveres, la atención se centró en los 155 supervivientes del naufragio, que, por el momento, deja un balance de 111 cadáveres recuperados de las aguas.
Los supervivientes, una vez identificados, serán investigados por la Fiscalía de Agrigento, la cabecera judicial de Sicilia a la que pertenece Lampedusa, por un supuesto delito de inmigración ilegal, un formalismo que se lleva a cabo siempre en estos casos en Italia en aplicación de la legislación vigente desde agosto de 2009.
Desde que entró en vigor tras su aprobación por parte del Ejecutivo de Silvio Berlusconi, Italia cuenta con el delito de inmigración ilegal, que no conlleva penas de cárcel, pero sí multas y una más rápida expulsión de los indocumentados.
Según esta legislación, con la que se obliga a los funcionaros públicos a denunciar a los indocumentados (médicos y directores de centros educativos quedan exentos), los inmigrantes que consiguieron sobrevivir –que en algunos casos pagaron $500 por la travesía– podrían enfrentar multas de hasta 5.000 euros.
A la cuestión de la ley migratoria se sumó ayer la polémica sobre la actitud de los rescatistas al momento del naufragio, sobre lo que la Fiscalía de Agrigento, en Sicilia, no ha abierto una investigación.
Un diario local aseguró que dos lanchas de la Guardia de Finanzas permanecieron atracadas sin ser utilizadas tras producirse la tragedia y, el propietario de uno de los pesqueros que acudió al rescate de los inmigrantes criticó la actitud de los agentes y retó a las autoridades a que le apliquen la ley que penaliza a quien ayuda a indocumentados a llegar a Italia.
“Cuando mi barco estaba lleno de inmigrantes y pedimos a los agentes que los subieran a bordo, decían que que tenían que respetar el protocolo”, dijo Vito Fiorino.