Estambul.
Un atentado suicida en una zona comercial del centro de Estambul dejó cuatro muertos y 36 heridos este sábado, casi una semana después de que se presentara un ataque en Ankara.
El atentado es el sexto de este tipo desde julio del 2015 y en esta ocasión golpeó la gran arteria peatonal Istiklal, en la orilla europea de Estambul, por la que pasan una gran cantidad de personas y numerosos turistas.
A la hora del atentado había poca gente en la zona, informaron las autoridades.
"Es un atentado suicida, un ataque terrorista", afirmó el gobernador de Estambul, Vasip Sahin, quien precisó que el kamikaze también murió.
El ministro de Salud, Mehmet Muezzinoglu, informó de que hay 36 heridos, de los cuales siete están graves.
Entre los heridos hay 12 extranjeros: seis israelíes, dos irlandeses, un islandés, un iraní, un alemán y un ciudadano de Dubái.
Según Vasip Sahin, el objetivo era el edificio oficial de la subprefectura del barrio de Beyoglu.
Por su parte, el viceprimer ministro, Numan Kurtulmus, reafirmó la determinación del gobierno de combatir el terrorismo.
De momento el atentado aún no ha sido reivindicado.
"Escuchamos una fuerte explosión. Nos acercamos a la ventana y ahí vimos pedazos de cuerpos pegados a los vidrios", dijo Ahmet, un testigo del ataque que vive en un edificio situado al frente del lugar del atentado.
Agregó que poco después la policía los evacuó.
Abdulá, un lustrador de botas de la plaza de Taksim, afirmó que la explosión hizo temblar la tierra.
"Escuché una fuerte detonación. Sentí que la tierra temblaba y después vi policías y ambulancias", recordó.
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En varios videos difundidos en los medios turcos y en las redes sociales, se ve al kamikaze dirigiéndose a un pequeño grupo de personas que pasa delante de un edificio oficial.
Fuentes diplomáticas confirmaron que el homicida se hizo estallar delante de un grupo de personas frente a la subprefectura.
Alerta. Turquía posee alerta reforzada desde el año pasado, tras una serie de mortíferos atentados atribuidos a los yihadistas del grupo Estado Islámico (EI) o a los rebeldes del Partido de los Trabajadores del Kurdistán (PKK), que reanudaron sus enfrentamientos con las fuerzas de seguridad turcas.
El pasado domingo, un atentado con coche bomba contra una parada de autobús se cobró 35 vidas en el centro de la capital turca. El 17 de febrero, una acción similar dejó 29 muertos en el mismo corazón de Ankara.
Estos dos ataques fueron reivindicados por un grupo radical kurdo cercano al PKK, los Halcones de la Libertad del Kurdistán (TAK).
El movimiento, que prometió continuar sus ataques contra el Estado turco, afirmó que actuaba en respuesta a las operaciones de las fuerzas turcas en varias ciudades kurdas del sureste del país, donde los kurdos habían proclamado su "autonomía". Estas intervenciones dejaron decenas de civiles muertos.
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El jueves, Alemania cerró su embajada en Ankara, su consulado en Estambul y las escuelas alemanas en las dos ciudades, indicando que había informaciones sobre planes de ataques muy graves.
El presidente turco, Recep Tayyip Erdogan, prometió erradicar al PKK.
Desde el atentado de Ankara intensificó la guerra contra todos los que considera sus cómplices y pidió al parlamento que levantara la inmunidad a diputados prokurdos.
La policía turca multiplicó en los últimos días las detenciones de partidarios de la causa kurda.