A pesar de la creciente tensión, el presidente Nicolás Sarkozy se mantuvo firme con respecto a una medida que asegura es crucial para el futuro de Francia.
Las protestas, que llevan semanas, han dejado al menos un cuarto de la estaciones del país sin gasolina, bloqueado cientos de barcos en el puerto de Marsella y forzado a Lady Gaga a cancelar conciertos en París.
La violencia en los alrededores de las protestas estudiantiles han aumentado la tensión. Una marcha de al menos 4.000 estudiantes en París fue pacífica, pero nuevos brotes de violencia se registraron en Lyon, donde la Policía usó camiones cisterna y gases lacrimógenos para impedir el avance de una masa de jóvenes alterados que lanzaban botellas y voltearon al menos un vehículo.
“No serán los provocadores quienes tengan la última palabra en una democracia”, expresó Sarkozy a funcionarios locales en el centro de Francia al tiempo que se comprometió a buscar y castigar a los responsables de los desmanes.
El ministro del Trabajo, Eric Woerth, al anunciar su decisión de invocar el artículo 44-3 de la Constitución, explicó que se realizará una sola votación esta semana sobre el paquete, pero no respecto del resto de las 250 de unas 1.000 enmiendas.
Se prevé que el texto final será aprobado por las dos cámaras la semana que viene.
Sin embargo, los sindicatos seguían desafiantes y programaron huelgas y manifestaciones para dos días más, el 28 de octubre y el 6 de noviembre.
El Gobierno de Francia, al igual que otros que tienen una deuda abultada en Europa, considera vital un aumento de la edad de retiro y una reforma al sistema deficitario de pensiones para garantizar la entrega de estas a las futuras generaciones.