Kinshasa. Uno de los países más convulsos del mundo afronta una prueba crucial el domingo: la República Democrática del Congo (RDC) celebra eleccioens presidenciales, aplazadas en repetidas ocasiones, en las que se temen brotes de violencia.
Los comicios culminan años de turbulencias, lo que agudiza los temores de que el volátil gigante de África Central puede volver a caer en una espiral de violencia.
Veintiún candidatos compiten por suceder a Joseph Kabila, que con 47 años ha estado al mando durante casi 18 años.
Si todo va bien, uno de ellos será investido el 18 de enero, en lo que sería la primera vez en que RDC logra una transición pacífica desde su independencia en 1960.
Pero las perspectivas de conseguirlo han disminuido, a medida que aumentan las preocupaciones por la credibilidad de la votación.
Las elecciones del domingo serán las primeras presidenciales de RDC en siete años. En un principio, deberían haberse celebrado en el 2016, cuando Joseph Kabila, en el poder desde el 2001, alcanzó el límite de dos mandatos. Pero permaneció en el puesto, invocando una cláusula provisional de la Constitución.
Esto provocó protestas violentamente reprimidas, que causaron numerosos muertos.
Luego se produjeron tres aplazamientos electorales -seguidos el miércoles de una cuarta prórroga en dos regiones sacudidas por la violencia- y una controversia sobre la introducción de máquinas de voto electrónicas.
Fantasma de violencia
Estas turbulencias han resucitado los traumas del pasado sangriento en este país.
El miércoles, los presidentes de Angola, Botswana, Namibia, Zambia y la vecina República del Congo llamaron a unas “pacíficas, libres, democráticas y transparentes” elecciones y expresaron su profunda preocupación por la violencia.
En 1996-1997 y en 1998-2003, la RDC fue el escenario de dos terribles guerras. La segunda de ellas fue denominada “la Gran Guerra de África” por los millones de muertos y personas sin hogar que dejó.
Las elecciones presidenciales, celebradas junto a las legislativas y las municipales, cuentan con 21 candidatos, tres de ellos a la cabeza.Estos son Emmanuel Ramazani Shadary, un exministro de Interior de línea dura; Félix Tshisekedi, líder del veterano partido opositor Unión por la Democracia y el Progreso Social (UDPS), y Martin Fayulu, un legislador poco conocido y exejecutivo petrolero.
Pero los analistas señalan a otro poderoso trío. Aunque ninguno de sus nombres están en las listas, es probable que ejerzan mucho más poder en la sombra, independientemente de quién gane.
Uno de ellos es el propio Kabila, que seleccionó personalmente al leal Shadary como candidato de su partido, lo que generó rumores sobre un regreso en las elecciones del 2023.
Los otros son un exlíder de milicia, Jean-Pierre Bemba, de 56 años, y Moise Katumbi, de 53, un rico hombre de negocios y exalcalde de la provincia de Katanga. Ambos fueron apartados de la carrera a las elecciones y apoyan entre bastidores a Fayulu.
Dos tercios de los cerca de 80 millones de habitantes de RDC tienen menos de 25 años, lo que significa que una “Generación Kabila” podría tener mucho que decir.
A pesar de los muchos problemas que rodean las elecciones, algunos jóvenes electores preguntados por la AFP dijeron que acudirían a las urnas, y que la reforma económica era lo que más les importaba.
“Queremos que las cosas cambien. No podemos vivir así”, dijo Kalumba Mwewa, de 24 años, en Lubumbashi, capital de la provincia minera de Katanga.
Mwewa explicó que estudió para ser mecánico, pero que no pudo encontrar trabajo, por lo que se gana unos dolares al día excavando ilegalmente cobre y cobalto.
Indicó que estaba considerando votar por Fayulu. “Quizás si voto por él, esto cambiará”, agregó.