Tras días de negociaciones, senadores republicanos y demócratas alcanzaron ayer un acuerdo para ampliar el límite legal de endeudamiento público, luego de semanas de desgastantes idas y vueltas entre la Casa Blanca y la Cámara de Representantes, que generaron incertidumbre en torno a la reputación de buen pagador de Estados Unidos.
Adoptada en 1917 en el momento en que Estados Unidos entró en la Primera Guerra Mundial, esta norma fue concebida como una barrera que le daba al Congreso el poder de controlar los gastos excepcionales del Gobierno. Fue ampliada en 1939, a las puertas de la Segunda Guerra Mundial, para abarcar el total de gastos del Estado federal.
Estos últimos años, en el contexto de déficits y de tensa convivencia política entre demócratas y republicanos, el mecanismo se volvió un generador de crisis.
En el verano del 2011, la falta de acuerdo generó un cortocircuito al hacer que Estados Unidos perdiera “su triple A” otorgada por la calificadora de riesgo Standard and Poor’s, considerada la máxima nota de solvencia crediticia.
Al igual que ocurre desde el primero de octubre, en 1995-1996, el gobierno tuvo que cerrar durante más de un mes debido a un bloqueo que dejó –como ahora– al país sin ley de presupuesto.